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Voto de barbara12:
9
5,6
2.944
Romance. Drama
Londres, comienzos del siglo XIX. Hija de un artista inglés pobre y de una corista francesa, Becky (Reese Witherspoon) se queda huérfana a muy temprana edad, pero ya de niña era muy ambiciosa y soñaba con una vida de lujo y comodidades. Cuando sale de la Academia de la Srta. Pinkerton en Chiswick, está firmemente decidida a utilizar su belleza, ingenio y astucia para conquistar un lugar dentro la alta sociedad inglesa. Empieza a ... [+]
19 de julio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Version Hollywoodiense de la famosa novela de Thackeray.
Como siempre que me encuentro una película tan mal considerada por tanta gente en tantas redes sociales, foros y lugares de opinión que a mí me ha parecido una gran película, decir que una vez más estoy en desacuerdo. La película cuenta con un cast novedoso y de lujo al lado de otras adaptaciones.
Reese Whiterspoon crea una Becky Sharp diferente.
Gracias a esta película es que voy a leer el libro un día de estos, eso significa que es buena. De ritmo deliciosamente lento parece que va rápido a la vez, tiene una música cautivadora, un diálogo acertado y un guión diferente. La historia es apasionante, cargada de detalles, llena de interpretaciones fantásticas que injustamente la gente se ha tomado como una afrenta, olvidando que esto no es más que una feria de las vanidades. A veces no sé que es lo que la gente espera ver, leyendo algunas críticas que respeto pero no comparto es cuando verdaderamente aprecias lo maravilloso de que este mundo sea tan diverso y que cada persona podamos tener una de dos: o nada, o todo un universo complejo dentro de nosotros.
Me voy a los spoilers, porque La Feria de las Vanidades es puro detalle, puro lujo. ¿Qué podría decir aquí?
Como siempre que me encuentro una película tan mal considerada por tanta gente en tantas redes sociales, foros y lugares de opinión que a mí me ha parecido una gran película, decir que una vez más estoy en desacuerdo. La película cuenta con un cast novedoso y de lujo al lado de otras adaptaciones.
Reese Whiterspoon crea una Becky Sharp diferente.
Gracias a esta película es que voy a leer el libro un día de estos, eso significa que es buena. De ritmo deliciosamente lento parece que va rápido a la vez, tiene una música cautivadora, un diálogo acertado y un guión diferente. La historia es apasionante, cargada de detalles, llena de interpretaciones fantásticas que injustamente la gente se ha tomado como una afrenta, olvidando que esto no es más que una feria de las vanidades. A veces no sé que es lo que la gente espera ver, leyendo algunas críticas que respeto pero no comparto es cuando verdaderamente aprecias lo maravilloso de que este mundo sea tan diverso y que cada persona podamos tener una de dos: o nada, o todo un universo complejo dentro de nosotros.
Me voy a los spoilers, porque La Feria de las Vanidades es puro detalle, puro lujo. ¿Qué podría decir aquí?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
He sentido la acometida de la pasión por fin de un Rawdon decentemente representado con una Becky impresionante. James Purefoy hizo suyo el papel y le dio matices absolutamente personales, como Reese W. cuya belleza se multiplica para crear una atmósfera de feria tal y como su título dice que bajo la canción de su tema central "She walks in beauty", nos hace creer que es la mujer más hermosa de la tierra. Y es que Becky sin ser nadie especial (más bien lo contrario) se convierte en alguien indispensable en cualquier lugar, como por arte de magia, todo gracias al buen hacer de Reese Whiterspoon y su concepción de este personaje. La grandeza de esta película es el envoltorio, es difícil de explicar aquí un sentimiento así.
Siento que Mira Nair ha sabido llenar de belleza a cada personaje y de plasmar a la vez esa carga psicológica que todos ellos y sus pequeñas tragedias y logros personales de manera que la elegancia, la moda, la sofisticación de las más elevadas clases frente a lo sucio, deprimente y triste de las más bajas se oponga, para finalizar con Becky vengándose en cierta manera a lo largo de todo el metraje de aquellos que la despreciaron por ser tan solo una institutriz. Y es que los salones elegantes, los uniformes de guerra, las mansiones decadentes, las copas de champagne hasta por la mañana son lo que podríamos llamar parte de un escenario necesario para que Amelia se desarrolle como la tonta de la película, la ciega amiga de Becky que teniendo al buenazo de Dobbin se complica la vida con el macarrilla de George Osborne.
Y es que es una historia en la que algo de un feminismo recalcitrante por parte de Becky y sus intentos por sobrevivir a costa de un matrimonio ya cansado y de una maternidad por casualidad comienza a conformarse más allá de la segunda mitad, entregando a Amelia y a Becky como claros ejemplos de supervivencia personal en la más ínfimas condiciones. Becky y su búsqueda de un nuevo protector, o de una actividad que le de verdadero sustento personal, sin tener que llamar a su marido todo el tiempo, ese sentimiento es lo que más recuerdo de ello. El sentido de la mujer como ser único y capaz se ve a través de otros personajes como el de la tía Matilda y su independencia ya sea forzada o elegida en determinados momentos del resto de los personajes masculinos, quienes poco a poco van perdiendo fuelle en la segunda parte del metraje y nos trae hasta este momento.
Gabriel Byrne destaca con un pérfido marqués encaprichado con la díscola cervatilla, con la institutriz esquiva, al modelo de la más extravagante ópera italiana. Se desarrolla así un conjunto de elementos que en conjunción resultan de una gran carga psicológica que provoca la empatía del espectador. Como George y la carta a su padre y la nota a Becky de que quiere volver a verla y es a ella a quien ama realmente.
La directora ha hecho un gran trabajo, poner caras hermosas y carismáticas lo que más en una historia fiel al libro, y con pocas licencias, pero aún así llena de grandes actuaciones, que derivan en grandes e insoportables personajes en ocasiones que son inolvidables.
Preciosa banda sonora y vestuario, logrados escenarios que llaman la atencion por su fiabilidad histórica, emplazamientos nunca vistos y detalles hindúes innecesarios pero hermosos y éxoticos. El uso de la iluminación es así mismo perfecto.
Siento que Mira Nair ha sabido llenar de belleza a cada personaje y de plasmar a la vez esa carga psicológica que todos ellos y sus pequeñas tragedias y logros personales de manera que la elegancia, la moda, la sofisticación de las más elevadas clases frente a lo sucio, deprimente y triste de las más bajas se oponga, para finalizar con Becky vengándose en cierta manera a lo largo de todo el metraje de aquellos que la despreciaron por ser tan solo una institutriz. Y es que los salones elegantes, los uniformes de guerra, las mansiones decadentes, las copas de champagne hasta por la mañana son lo que podríamos llamar parte de un escenario necesario para que Amelia se desarrolle como la tonta de la película, la ciega amiga de Becky que teniendo al buenazo de Dobbin se complica la vida con el macarrilla de George Osborne.
Y es que es una historia en la que algo de un feminismo recalcitrante por parte de Becky y sus intentos por sobrevivir a costa de un matrimonio ya cansado y de una maternidad por casualidad comienza a conformarse más allá de la segunda mitad, entregando a Amelia y a Becky como claros ejemplos de supervivencia personal en la más ínfimas condiciones. Becky y su búsqueda de un nuevo protector, o de una actividad que le de verdadero sustento personal, sin tener que llamar a su marido todo el tiempo, ese sentimiento es lo que más recuerdo de ello. El sentido de la mujer como ser único y capaz se ve a través de otros personajes como el de la tía Matilda y su independencia ya sea forzada o elegida en determinados momentos del resto de los personajes masculinos, quienes poco a poco van perdiendo fuelle en la segunda parte del metraje y nos trae hasta este momento.
Gabriel Byrne destaca con un pérfido marqués encaprichado con la díscola cervatilla, con la institutriz esquiva, al modelo de la más extravagante ópera italiana. Se desarrolla así un conjunto de elementos que en conjunción resultan de una gran carga psicológica que provoca la empatía del espectador. Como George y la carta a su padre y la nota a Becky de que quiere volver a verla y es a ella a quien ama realmente.
La directora ha hecho un gran trabajo, poner caras hermosas y carismáticas lo que más en una historia fiel al libro, y con pocas licencias, pero aún así llena de grandes actuaciones, que derivan en grandes e insoportables personajes en ocasiones que son inolvidables.
Preciosa banda sonora y vestuario, logrados escenarios que llaman la atencion por su fiabilidad histórica, emplazamientos nunca vistos y detalles hindúes innecesarios pero hermosos y éxoticos. El uso de la iluminación es así mismo perfecto.