Quisieron hacer algo diferente y lo lograron. La revisión del hombre lobo bajo la mirada de Jack Nicholson resulta de una originalidad a tener en cuenta.

Por una vez podemos ver la vida y la metamorfosis completa de un ser humano condenado por una mordedura a la licantropía sin que sea una tragedia o un mar de sangre, no teniendo a todos los vecinos del pueblo detrás con una antorcha.

Will Randall es un editor de éxito,cuya esposa ,interpretada por Kate Nelligan se acuesta con su editor de promoción Stewart (un baboso James Spader) al que muerde un lobo y queda así maldito.

Desde entonces se verá el descenso al infierno de Randall, con la intepretación sobresaliente de Nicholson acompañado por Michelle Pfeiffer, una mujer rebelde llamada Laura, quien se verá sumergida en el mundo de oscuridad al que bajará con el personaje de Nicholson. Y de nuevo estamos ante un romance no esperable, ya por la diferencia de edad o ya por las formas de ser de los personajes, y que sin embargo se da sin caer en la cursilería de las parejas lineales y estúpidas del patético cine muerto actual.

La acción, la lujuria, la avaricia, el dolor, el sacrificio, la infidelidad, e incluso el paro son tratados en esta película, con breves discursos del personaje de Jack Nicholson hacia donde iba en los 90 encaminada la cultura general en la literatura y el cine que se ha hecho realidad como casi todos los mensajes proféticos de los Simpson: narra la decadencia mental y el adoctrinamiento de una sociedad sin moral, donde todo concepto de lo realmente lleno de calidad se pierde por la venta del morbo en estado puro.

Así esta película me ha parecido que para los fans de Nicholson es un gustazo, sin usar más que mal maquillaje y dobles, para lograr los lobos del siempre baboso Spader y Nicholson.
Michelle Pfeiffer hace uno de sus mejores roles, no se queda reducida a un jarrón al que hay que rescatar, pero no necesita ser una machirula para saber quién es por qué lucha.

Maravillosa sorpresa.