Puedes venir aquí y decir que Kagemusha es un peliculón, que Kurosawa es Dios, que la recreación de la guerra civil nipona está logradísima, que las 3 horas se pasan volando, que la fotografía nosequé que el vestuario nosecuánto... y quedar como el puto amo. Ahora que si lo pasas mejor viendo La señora Doubtfire también puedes decirlo y quedarte tan a gusto.

Porque sí, no niego que La sombra del Guerrero sea una obra maestra, seguramente lo sea, salta a la vista que está magistralmente hecha, que tiene una trama rica en lecturas, que los años no pasan por ella, que todo está donde debe estar, pero yo necesito algo más, necesito disfrutar la película.

Empecé 3 veces Kagemusha antes de conseguir verla por completo, bien porque me estaba perdiendo, bien porque me estaba aburriendo, bien porque sentía que no era el momento de meterme esta cinta entre pecho y espalda. Y cuando por fin la me la tragué entera me di cuenta de que acababa de ver una muy buena película pero que casi con toda seguridad nunca pasaría un segundo visionado, al menos en los próximos 10 años.