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Voto de Rafa M:
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Drama
Drama centrado en un joven que anhela sangre y para conseguirla se dedica a buscar a mujeres suicidas por internet. Para conseguir la satisfacción plena en chupar la vida y sangre de estas mujeres, este se dedica a enamorarlas antes. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En contadas ocasiones, duele un poquito el alma (o, para los escépticos, la ausencia de esta) al contemplar una obra de arte, ya sea una novela, una pieza musical, o un largometraje de Shunji Iwai.
Occidental en su formato, asiática en contenido. Pero, al alejarnos de esa dicotomía, lo que podemos asegurar es que "Vampire" es puro Iwai. Situada en la Canadá contemporánea, el filme nos habla sobre un joven y solitario profesor de biología, Simon, que soluciona sus cuestionables y severos problemas de hematofilia convenciendo (o directamente, engañando) a mujeres suicidas que encuentra por la red para aprovechar su sangre.
Durante sus dos horas, pude apreciar que el director trata tres temas simultáneamente. Por un lado, la soledad propia de la vida en sociedad, la complejidad de internet (ya explorada en la gran Todo sobre Lily Chou Chou) y el suicidio, la muerte y sus opuestos, el amor (y la sexualidad) y la vida. Eros y thanatos. A través de un periplo de jóvenes debilitadas emocionalmente y trayectos en coche, Simon, y el espectador, analiza constantemente la moralidad de sus acciones.
Que quede claro que en ningún momento se nos presentan vampiros reales, a la antigua usanza, y no provoca miedo ni desagrado: es más, la fotografía es simplista y MUY preciosa, así como la música y la caracterización.
Muchos la podrán tildar, no sin razón, de sosa y falta de vitalidad. Y aunque es cierto, diré en su defensa, que "Vampire" es una película que sufre de hematofilia, hemofilia, vampirismo clínico y palidez. Y le sienta genial para transmitir. Y esto es, que duela un poquito el alma, sin pasarse, y recordar que seguimos vivos, y que la sangre fluye en nuestro cuerpo.
Occidental en su formato, asiática en contenido. Pero, al alejarnos de esa dicotomía, lo que podemos asegurar es que "Vampire" es puro Iwai. Situada en la Canadá contemporánea, el filme nos habla sobre un joven y solitario profesor de biología, Simon, que soluciona sus cuestionables y severos problemas de hematofilia convenciendo (o directamente, engañando) a mujeres suicidas que encuentra por la red para aprovechar su sangre.
Durante sus dos horas, pude apreciar que el director trata tres temas simultáneamente. Por un lado, la soledad propia de la vida en sociedad, la complejidad de internet (ya explorada en la gran Todo sobre Lily Chou Chou) y el suicidio, la muerte y sus opuestos, el amor (y la sexualidad) y la vida. Eros y thanatos. A través de un periplo de jóvenes debilitadas emocionalmente y trayectos en coche, Simon, y el espectador, analiza constantemente la moralidad de sus acciones.
Que quede claro que en ningún momento se nos presentan vampiros reales, a la antigua usanza, y no provoca miedo ni desagrado: es más, la fotografía es simplista y MUY preciosa, así como la música y la caracterización.
Muchos la podrán tildar, no sin razón, de sosa y falta de vitalidad. Y aunque es cierto, diré en su defensa, que "Vampire" es una película que sufre de hematofilia, hemofilia, vampirismo clínico y palidez. Y le sienta genial para transmitir. Y esto es, que duela un poquito el alma, sin pasarse, y recordar que seguimos vivos, y que la sangre fluye en nuestro cuerpo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Para mi, el punto álgido llega cuando el protagonista entra en el sótano donde vive Ladybug. Iwai consigue trasmitir toda la rabia, desamparo y lamento del ser humano con una jaula y fotografias del cielo impresas y pegadas sobre el techo.
A partir de aquí el filme se desenvuelve con fuerza arrolladora hasta un climático y simbólico final: para él, que tanto ha recibido, ha llegado el turno de dar. De manera altruista, y afrontando las consecuencias. C'est la vie.
(Quizás aclarar la paranoia de la madre habría sido un puntazo. Te lo perdonamos, Shunji)
A partir de aquí el filme se desenvuelve con fuerza arrolladora hasta un climático y simbólico final: para él, que tanto ha recibido, ha llegado el turno de dar. De manera altruista, y afrontando las consecuencias. C'est la vie.
(Quizás aclarar la paranoia de la madre habría sido un puntazo. Te lo perdonamos, Shunji)