Las películas sobre desastres que se hacen en tan poco tiempo me parecen algo de mal gusto que solo parece buscar el morbo explotando el dolor de cientos o miles de personas. Cinco años tardaron en Estados Unidos en hacer una película (dos, más bien) sobre el 11-S, y eso que antes habían censurado escenas de muchas películas en las que salieran las Torres Gemelas para no recordar el traume. En este caso han tardado sólo dos años y eso me parece de muy mal gusto.
Polémicas aparte, 'Tsunami: El día después', es una película en dos partes (hay quien la llama miniserie) que no me parece gran cosa. Usa imágenes de archivo para recrear la envestida de la ola y nos muestra a algunos de sus personajes sufriendo el catastróficos suceso. Estos personajes son además muy tópicos y están llenos de clichés, como el periodista sin escrúpulos, el marido que busca a su mujer y a su hija, el hombre prepotente encargado de ayudar a las gentes... Y la voluntaria de una ONG (en este caso cristiana) amable que compensa al anterior. Por supuesto todos acaban cambiando por los sucesos, que los acaban haciendo más humanos y, cómo no, además también más creyentes. Siempre es igual.
El arranque de la película está bien, pero yo me pregunto una cosa al verlo. ¿Ni los de la barca ni los que estaban bajo el agua sintieron una ola de esas dimensiones? Cosas así en la película abundan, cosas que cualquiera con cierta inteligencia verá que no cuadran. Por cierto, ¿alguien me puede explicar cómo una madre olvida tan rápido a su hija y la sustituye por otra?
En definitiva, 'Tsunami: El día después' es un producto fallido que más que hacer un homenaje a las víctimas parece aprovechar su dolor para sacar dinero.