Doblada al castellano con total ausencia de expresividad e intención. Mejor lo hubiera hecho un robot. Sólo se salva la dobladora de Annete Bening; se nota que es experimentada.

El injusto menosprecio general -y snob- al doblaje de películas, desemboca en este bajo nivel. A nadie se le ocurriría, jamás, cuestionar las traducciones de literatura clásica extranjera; en cambio, con el cine, fíjate tú...

El doblaje merece un trato más justo, fomentando, por ejemplo, los estudios de interpretación específica para este género. Aunque ya existen los premios Take y los Irene ¿Por qué la academia del cine no establece galardones al mejor doblaje? En fin.

A los 20' renuncié a seguir visionándola. Una pena.