Yo fui uno de los afortunados que pude ver esta película más o menos en su momento, es decir, poco tiempo después de que se estrenara en el cine. Recuerdo que tenía 11 años por aquel entonces y que lo flipé viendo la película (os puedo asegurar que para el cine de principios de los años ochenta tanto los efectos especiales como la propia estética del filme fueron alucinantes). En la actualidad, los efectos visuales han quedado totalmente desfasados y ya no es lo mismo ver un filme con un apartado técnico al que el paso de los años lo ha convertido en una antigualla (sobre todo si lo comparamos con las virguerías que se hacen últimamente en 3D).

Para alguien con 11 años de los de antes (no como ahora que hay cada personaje con esa edad que sabe más que Briján), y que le gustasen las máquinas recreativas, el Spectrum y los jueguecillos toscos de ordenador (en esa época había que cargarlos con un radiocasete y esperar un tiempo para empezar a jugar), “Tron” supuso toda una revolución en cuanto a sus imágenes y en cuanto a su trama, ya que no se había visto antes una cosa igual.

A fecha de hoy, 28 años después, si quieres visionarla tienes que tener en cuenta que los años no pasan en balde y que su guión de buenos contra malos con diálogos insípidos puede echar un poco para atrás (sobre todo la parte que tiene lugar en la vida real). La trama que se desarrolla dentro del ordenador ya es otra cosa. Personalmente, acabo de verla hace media hora tras muchísimos años desde mi primera vez y, a pesar de los pesares, me ha encantado el universo virtual de “Tron” (son fascinantes el colorista mundo virtual de dentro del ordenador, las escenas de las carreras de motos y algún que otro detallito como, por ejemplo, cuando los 3 prófugos beben “agua” de la fuente pura o el simpático byte que sólo respondía con un sí o con un no).

“Tron” es una película original, adelantada a su época y que supo combinar lo fantástico, la ciencia-ficción, la aventura y la acción de manera acertadísima. La historia no aburre en ningún momento y quizás lo más importante sea que ha sido la base de muchos otros productos que han ido saliendo años después. No en vano es una película de culto, algo que está al alcance de muy pocas. Desde luego, para mí, tiene una magia especial y algunas de sus míticas escenas perdurarán para siempre en mi memoria.

P.d.: Cuidado con las macros ocultas.

Fin de impresión.