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España España · Logroño | Madrid
Voto de Jorge Pardo:
8
Comedia José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho ... [+]
14 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más sorprendente de 'El verdugo' reside en la capacidad de Luis García Berlanga para contar algo tan grave de una forma en que, de cuando en cuando, al espectador le resulta imposible no esbozar una sonrisa. Porque el tema central de la película es, aparte de una crítica y oposición frontal e inteligente contra el franquismo, la muerte, que sobrevuela y se inmiscuye de manera sutil en la vida de los protagonistas, más allá de las profesiones de estos. "¿Dónde te gustaría morir?", pregunta José Luis (Nino Manfredi) a Carmen (Emma Penella) en su primera cita, hastiados ya, tan temprano, de la vida que les ha tocado o les han impuesto llevar.

La otra gran cuestión que trata el filme es la deshumanización del ciudadano que vive bajo la idiosincrasia propia de cualquier régimen dictatorial. Esto se manifiesta de muy diferentes modos a lo largo de la cinta, pero hay dos momentos que son clave para entender que los designios del ejecutor, un funcionario del Estado, se escapan fuera de su voluntad, y que este se ha alienado, perdiendo toda razón, empatía y cualquier tipo de sentimiento. "Ve y no hagas el ridículo", le espeta Amadeo (Pepe Isbert) a su aprendiz y yerno cuando el segundo reniega de su trabajo, que no es otro que el de quitar vidas por decreto. Para acentuar todavía más lo que supone esa carga, y en otro alarde de maestría tras la cámara, Berlanga convierte al verdugo en víctima en una escena en la que el tono rompe radicalmente con el del resto de la película.

El contexto, lógicamente, es un personaje más con el que el propio director juega para mostrar el atraso social de un país, España, que entonces se empezaba a asomar a un ligero aperturismo, que comenzaba a recibir una avalancha de turistas y continuaba su proceso de industrialización. El escenario era bien distinto para los locales, que aprovechaban un destino laboral para, de rebote, celebrar su luna de miel en Mallorca, o se las ingeniaban para, aprovechándose del intrincado sistema burocrático del régimen, recibir un piso donde tratar de salir adelante.
Jorge Pardo
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