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España España · Madrid
Voto de Pedro:
9
Western. Acción Arizona. Con la esperanza de conseguir una recompensa que le permita evitar la ruina de su rancho, Dan Evans (Christian Bale) decide colaborar en el traslado del peligroso forajido Ben Wade (Russell Crowe) hasta un pueblo, donde deberán coger el tren de las 3:10 para llegar a la prisión de Yuma. Remake del film de 1957 de Delmer Daves. (FILMAFFINITY)
15 de setiembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Levanta el polvo del desierto de Arizona esta película de James Mangold, y el viento trae ese aroma a western clásico que incluso John Ford, Fred Zinnemann, Sam Peckinpah o Howard Hawks pueden oler a millas de distancia. Más espectacular y posiblemente comercial que la anterior adaptación del relato de Elmore Leonard hace cincuenta años, seguramente de menor esteticismo en su puesta en escena y fotografía, pero no por ello de menor calidad. De hecho, el desarrollo de los personajes, la buena interpretación de Christian Bale y Russell Crowe -sobre todo de este último- y su enfrentamiento psicológico ayudan a entender mucho mejor este final que lo que lo hacía la conclusión del trabajo de Delmer Daves en 1957.

Es cierto que el desenlace se antoja cargado de cierto surrealismo en el comportamiento de los protagonistas, como lo hiciera su antecesora, pero al contrario que ésta, aquí es un “surrealismo” que adquiere explicación a través de la más explícita relación entre el forajido Ben Wade (irónico, brutal, inadaptado y sin escrúpulos) y el granjero Dan Evans (recto y de firmes convicciones) y su hijo. Tal vez lo que separa a uno de otro antagonista es una fina línea, moldeada por las circunstancias de la vida, que ambos llegan a comprender. De este modo, entendemos al personaje de Crowe y por qué actúa como lo hace, convirtiéndose el final en chocante y original pero no absurdo ni forzado.

Por lo demás, el buen trabajo de guión se ve perfectamente sustentado por la planificación de secuencias y especialmente acompañado por una banda sonora bien amoldada a cada situación y de más que interesante composición. Lo único realmente patético de todo este asunto es que en algunos lugares de nuestro “globalizado” planeta hayamos tenido que esperar un año tras su estreno para ver una película de verdad (de esas que subrayan la segunda palabra de la denominación “séptimo arte”), mientras que del mismo USA nos llegan auténticos bodrios de inmediato.

Así que Ford, Zinnemann, Peckinpah y Hawks tiran al suelo los revólveres que apuntaban al pecho de Mangold, y ellos mismos se suben al tren de las 3:10 con destino a Yuma que entró con retraso en la estación. Ahora un quinto pistolero ha llegado a la ciudad.
Pedro
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