La ópera prima de Dave McCary resultó una película emotiva y llena de ingenio, con un guion plagado de humor y buenas ideas que logra tratar un tema doloroso como el secuestro de un chico sin excesos dramáticos ni golpes bajos.

James vive junto a sus padres aislado del mundo en un bunker, él se pasa sus días viendo una serie llamada Brigsby Bear, de la que conoce a detalle cada uno de sus episodios, los cuales comenta en un foro de internet, a la par que realiza teorías respecto a lo que debería ser el futuro de la serie.

Sin embargo, un día su vida toma un giro radical donde nada termina por ser real y donde James se entera de una realidad muy distinta a lo que pensaba, que lo desestabiliza, pero que lo lleva a ponerse el objetivo de dar un final a la serie que lo apasiona.

Con una fuerte carga de nostalgia ochentera en su concepto visual, ‘Brigsby Bear’ es una excéntrica película con una total impronta Sundance, que plantea una situación compleja la que resuelve centrándose en un personaje que asume el trauma que le ha tocado vivir, pero sin detenerse en ello y poniendo su atención en dar un cierre a un programa que se vuelve una obsesión al ser toda su ventana al mundo durante gran parte de su vida.

El trabajo de Kyle Mooney como el chico que debe tardíamente descubrir el mundo que se le había negado es sobresaliente y le calza perfecto, lo mismo los actores que le acompañan, donde sobresalen nombres como Greg Kinnear, Clare Dennis y Mike Hammill, en otro breve, pero poderoso trabajo.

‘Brigsby Bear’ logra ser una comedia original, emotiva y brillante, con inevitable destino de culto, con personajes queribles y una gran cantidad de escenas memorables.


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