El primer acercamiento del director David Gordon Green, que ha dirigido mayormente comedias, es ni más ni menos que con una secuela de la mítica película de culto ‘Halloween’, ahora producida por la Blumhouse y John Carpenter, que resulta una digna secuela de la original.

Han pasado 40 años de los hechos acontecidos en Haddonfiel el 31 de octubre de 1979, Michael Myers los ha pasado en total silencio desde entonces y está a punto de ser trasladado junto a otros enfermos mentales, pero en el trayecto Michael consigue escapar.

Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) es ya una abuela, tiene una relación complicada con su hija y trata de tener un acercamiento con su nieta con la intención de protegerlas, afectada por los traumas ocasionados por los ataques de Michael, viviendo en una eterna paranoia, Laurie está preparada para el regreso del hombre que la aterrorizó 40 años atrás.

Esta nueva entrega consigue ser una digna secuela, sigue los hechos presentados en la película original de 1978 dirigida por John Carpenter e ignora por completo todas las secuelas que le siguieron, y a pesar de una serie de obviedades y algunos diálogos torpes (“así que tú eres el nuevo Loomis”), esta secuela funciona.

La película contiene una buena cantidad de muertes y sangre, la mayoría sucede fuera de cámara y son bastante llamativas, Gordon Green consigue una buena atmósfera que la acerca a la original, si bien al final queda la sensación de una falta de sustos, pero en general, la presentación de Michael es efectiva a pesar de demorar un poco en estallar el personaje.

Lo más interesante es la presencia de Jamie Lee Curtis y el tratamiento del personaje de Laurie, su relación con su hija y nieta que termina por aplacar los malos presagios tras los visionados de los trailers, dando forma a una secuela que cumple con el legado que carga con todo y sus evidentes fallas.

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