Una historia de mafia en tiempos contemporáneos en la que las bandas son ahora empresas que forman grupos empresariales y cuidan las apariencias con sumo cuidado.
Cuando el presidente de la compañía muere, es convocada una junta extraordinaria del consejo de administración para votar a su sucesor y evitar así la posible inestabilidad, una semana en que los movimientos tácticos entre las sombras entran en juego.

La mejor baza del film es su guion, construido a fuego lento, que retoma todos los temas que tan bien se exploran en el cine de mafia, y que tienen más que ver con la psique humana, con sus valores, su adaptación, las traiciones, y la capacidad del ser humano para el bien o el mal, añadiendo además algún giro de calidad sorprendente y unos cara a cara intensos entre los personajes.

Muestra bien la dualidad entre personajes del bando correcto supuestamente que son capaces de cualquier medio con tal de obtener el final deseado y otros del lado malvado, que por otro lado son capaces de una lealtad a prueba de lo que sea, lo que difumina las líneas hasta prácticamente hacerlas desaparecer.

Aquí la policia no es más que otro jugador en el tablero, un poder con su propia agenda que manipula y sirve a sus propios intereses y los de los poderosos, no se trata de hacer justicia, sino de manejar los hilos del poder, de forma directa o indirecta.

Cada uno de los integrantes de este mundo vive sabiendo que cada día puede ser el último, literalmente, y que no hay margen para el error en sus movimientos, aunque de forma curiosa, la inercia que lleva un movimiento a menudo trae consecuencias que ninguno podría haber esperado, y el azar y la amistad pueden marcar una gran diferencia.

Unas interpretaciones de alto nivel tanto de Lee Jung-jae, un policía infiltrado desde hace diez años que debe decantarse entre su deber y su vida como gangster, Choi Min-sik (Old boy) como policía al que los medios de lo que está dispuesto a hacer para llevar a cabo su plan le han corrompido de tal modo que no hay vuelta atrás, y Hwang Jung-min como un gangster excéntrico y más inteligente de lo que parece, realizan un trabajo muy bueno, entre otros que cumplen perfectamente su rol, para retratar un mundo con detalle y maestría, violencia sangrienta incluida cuando lo requiere, que sin entrar en comparaciones, bebe del cine clásico sobre mafia y trata bien todos sus elementos, siendo una obra que destaca entre otras.