La película de Trueba es “bonita”, sencilla, pretendidamente humilde y como sin profundas intenciones. Es ucrónica y en algunos momentos disimuladamente panfletaria. Aunque quiere ser honrada. Pero como todos los panfleticos por edulcorados que sean, acaba viéndosele el plumero. Y no me refiero a lo progresista que me encanta. Y en este contexto me niego a pensar en Trueba como un Garci de izquierdas. Para nada, Garci ha sido un cursi toda la vida. Un cursi del PC en tiempos y un cursi de la extrema derecha, ahora, y encima va de rojillo, pero no engaña a nadie. Prefiero mucho más a los que van de derechas de toda la vida y por delante. Estos y estas polluelas del falangismo o de fuerza Nueva, con un carácter…..
Trueba es un progre o como diría una amiga “Un Pijoprogre” coherente. Pero se ha dado cuenta de que no puede ir ni de su hermano mayor, ni de Lars. Ha realizado algún que otro buen ejercicio cinematográfico. Aunque yo creo que se cargo la sobrevalorada “Soldados de Salamina” de Cercas.
David ha aprendido. Y ha aprendido tanto que sus colegas lo han premiado a mi modo de ver con exceso. Esos Goya a los que mi amiga ya no asiste por solidaridad con Wert. Cuando Wert se equivoca y le da alpiste al TDT Party.
Trueba incardina una historia real pero un tanto ditirámbica en la España franquista de los sesenta. Que falta hace una revisión en condiciones del fenómeno Beatle en la España de los sesenta. Y de paso, en aquellos años Los Beatles le gustaban a cuatro hijos de la burguesía. Por saber se de un caso familiar que estudiando en los Escolapios de Albacete (de Alba cete-Capital, como dice el personaje del profesor en la peli), fue severamente castigado por gustarle los Fab Four. Pero encima el pequeño de los Trueba ha tenido la mala suerte de caer dentro de la caldera de aceite hirviendo por la que pasa cualquier dramatización inserta en la Guerra Civil Española o en el franquismo. Me hace mucha gracia que el periodismo de trinchera proteste por tanta guerra civil y no lo haga por tanta guerra del Vietnam. Vivir para ver.
Muy buena la recreación de esa España sedada. Mejor el entramado dramático de los personajes. Aunque el de Fonseré está metido con calzador. Sanz un poco sobreactuado y Ariadna Gil muy bien en el papel de mater protectora. Y aquí quiero hacer un inciso que puede procurarme la ira del progreserío. Pero hay una especie de tufillo maniqueo de catalanes modernos, buenos e intelectuales y andaluces toscos, fachas y vagos. Me parece aunque David no lo hiciera intencionadamente un tanto fuera de lugar.
Pero la película se asienta sobre el personaje de Cámara y este a su vez pivota sobre los dos jóvenes. Cámara está enorme (hasta para Boyero, que es como pedir, no un Goya si nó cinco para él), el muchacho un poco vacilante y huidizo. Y el personaje de la chica con problemas, lo borda una flequillona Celia bermejo con esa cara y esa expresión de Niña bonica en la vieja foto del colegio rural… Por cierto uno siempre pensó que los Beatles lo fueron solo hasta que terminó la época del flequilleo.
Muy hermosas algunas secuencias e incluso planos-secuencia (como otros son ucrónicos a más no poder. Pero muy hermoso ese Mar Mediterraneo. Y la vista melancólica del muchacho enamorado de esa olica marina.
La película está bien. Pero no tan bien como se desprende de su repercusión mediática y de premios. La incidencia en la peripecia personal y emocional es buenísima para Cámara y sus compas. Pero le quita esa parte de relato cuasi docu de la España bajo la dictadura. Una especie de galleta campurrianuca sureña. Y repito que el fenómeno de culto Beatle en España merece su cineasta, su prosista y su poeta.
Pero la pregunta del millón no deja de ser; ¿Le hubiera gustado a John ‘, y a Paul ¿ y a George y a Ringo ¿