"Doce hombres sin piedad" es una película sin cambios de escena cuya riqueza cinematográfica es sencillamente insultante. La psicología de cada uno de los personajes confluye en una intrincada trama en la cual se verán enfrentadas las distintas formas de ser que, en brillante síntesis, podemos encontrar en las personas que nos rodean. El prejuicioso, el irascible, el pragmático, el corto de miras, el ingenioso, el pusilánime... El enfrentamiento entre la inteligencia y la cabezonería ocupa un papel protagonista puesto que el largometraje nos enseña hasta qué punto es erróneo estar obstinado en algo sin mayor razón que el propio egocentrismo.

Escribo esta reseña tras verla por segunda vez, y creo relevante mencionar que ningun visionado va a ser igual que el primero, cuando la trama te golpea, cuando las desconocidas piezas encajan, cuando las brillantes actuaciones impactan... Excelente película y excelente ejemplo de por qué el cine antiguo debe verse con el mismo interés que el moderno.