Cine británico histórico, en concreto sobre la Independencia de la India y la creación de Pakistán, aunque su directora es precisamente de origen indio y nació en Kenia, Gurinder Chadha, sí, la que hizo "Quiero ser como Beckham" (2002). Es decir que nos encontramos con una obra en la que los ingleses están en su salsa. Así que "El último virrey de la India" por el lado técnico está bien resuelta, atención a las impresionantes localizaciones en el mismo palacio del antiguo virrey, en Delhi, y por supuesto en su faceta histórica se muestra ajustada. Es cierto que a su directora se le ve el plumero pero también que intenta ser objetiva y no hacer un relato de buenos y malos de los que tanto se acostumbra en España. A la trama política histórica, hay que añadirle otra romántica entre una chica musulmana y un muchacho hindú, que bueno, aunque queda un poco azucarada, sirve como metáfora de la situación y además tiene algún momento logrado. De todos modos me temía que de buenas a primeras se pusieran a cantar y a bailar como en Bolywood pero no, se abstienen no sé si por fortuna.

Dicho lo cual, "El último virrey de la India" se disfruta más por todo lo que la rodea que por lo que cuenta, pues Gurinder se muestra excesivamente académica. La disolución del imperio británico, retirada de la India en 1947, es algo demasiado emocionante por sí solo. Ahora bien, la autora termina confundiéndose al tratar de culpar a los ingleses de todo lo malo, habido y por haber en el subcontinente. Hay un momento dado en el que le espetan a un británico: "Tiene las manos manchadas de sangre". No, hombre no, los que las tienen eran los nacionalista indios, musulmanes y siks que se mataban mutuamente. Y es que cuando la política se basa en el odio, tanto en el caso del Partido del Congreso de Gandhi y Nehru, como la Liga Musulmana de Jinnah es lo que difundieron contra los británicos, es muy difícil que ese sentimiento no se desplace a otros colectivos. Gracias a estos tipejos de la independencia, anticolonialistas todos, al menos un millón de personas murieron durante la funesta independencia de la India. Gandhi y compañía sí que tienen las manos manchadas de sangre.