Quizás sea precipitado llevar a la cúspide a Emma Stone, entre otras cosas, porque no me ha entusiasmado por completo pero teniendo en cuenta su evolución es una actriz a la que voy a tener que seguir de cerca. Pasó entre desapercibida y pedante en "Criadas y señoras" (2011), me llamó la atención entre tanto adefesio en "Una conejita en el campus" (2008) y ahora en "Rumores y mentiras" me ha convencido en todas sus facetas, por su puesto, también en lo físico. No es una belleza por más que la incluyan en listas de FHM o Men's Health pero es verdad que es mona, incluso que tiene un punto sexy. En el plano estrictamente actoral, se llevó varios premios, de la MTV y los Teen Choice Awards, y nominaciones, la más importante, para el Globo de Oro, precisamente por este trabajo que estoy comentado. A este paso, no sé si perdonarle que trate de suplantar vilmente a Kirsten Dunst como novia de Spiderman.

"Rumores y mentiras", al mismo tiempo que adapta de forma libre "La letra escarlata" de Nathaniel Hawthorne, lo parafrasea. Es decir, que mientras que Olive (Emma Stone) vive algo parecido a la adúltera Hester, a su vez va comentando la novela. Pero una cosa querida, la versión de Demi Moore no es mala a pesar de tus ataques. De las cosas buenas, destaca la prometedora trama, una chica de instituto que fabula con un novio imaginario con el que ha perdido la virginidad. La mentira se transforma en rumor y de ahí Olive pasa a ser considerada un pendón. Todo ello, con muchísima gracia, un humor muy socarrón, diálogos incisivos y notable inteligencia. Por favor, querer compararla con la mediocre "Juno" (2007) ofende. Mientras tanto, aparecen una serie de reflexiones que van desde la doble moral, hombre-mujer, la construcción del estatus social, los estereotipos, el ostracismo o la delicada mezcla de lo ético con lo sexual.