La recordaba más cantarina y sobre todo más cursi de lo que realmente es. Sí, tiene algunas canciones, adaptaciones del ballet homónimo de Tchaikovsky, vaya nivel, eh, así como el azúcar propio de Disney y más de los años 50 pero nada que resulte escandaloso o molesto. La película animada se basa en el famoso cuento del mismo nombre de Charles Perrault, aunque hay versiones de los hermanos Grimm, Giambattista Basile y otros, la del francés es la más conocida. La obra resulta breve, 75 minutos, muy directa, esquemática en sus personajes, tal vez demasiado infantil y para niñas, pero aún así con cierto encanto, sobre todo por la potencia del relato original, que es muy hermoso. A destacar el trío de hadas madrinas, a Maléfica o la dinámica batalla final.

Dicho lo cual, "La bella durmiente" adolece de un error apreciable: que en el trasplante del papel a la celulosa la narración ha perdido magia a chorros. Recordad que en el original, la princesa duerme durante cien años mientras que aquí lo que hace es echarse una siestecita. Manteniendo la primera opción podríamos prescindir del encuentro en los dos jóvenes, que no debería producirse hasta el esperado beso. Aunque ya que estamos con las correcciones "La bella durmiente" es carne de futuros remakes cinematográficos. Yo propongo uno español con Blanca Suárez como Aurora, Dafne Fernández de bruja (SPOILER) y Ana de Armas, Nazaret Aracil y Andrea Duro en el papel de hadas. Esas sí serían hadas no las ancianas y regordetas, qué fallo, del presente film.