A cada cosa su tiempo. Hay trabajos de acción, otros terroríficos, los de más allá cómicos, los de aquí infantiles, unos dramas filosóficos, los otros románticos, etc. Y porqué no, también tienen derecho a rodarse películas como "Indepedence Day", que es una aventura de ciencia ficción muy similar a la "V" (1983) con pocas pretensiones y mucha pirotecnia. No es seria, ni pretende serlo sino un espectáculo para toda la familia, banal, entretenido y taquillero, fue la número mundial de 1996 y hasta "Titanic" (1997), la que en dólares brutos recaudó más en toda la historia. Desde luego, tiene un punto alucinado, rayando la parodia, pero gracioso con un presidente de los Estados Unidos en plan arreglamundos.

Eso sí, hay que realizar un esfuerzo constante para contener tus ganas de vomitar, pero no ante el patriotismo, que siempre me hace reír más que enojar, sino con el desvergonzado intento de sacar a relucir el 4 de Julio y lo que conlleva. Ese día se redactó la Declaración de Independencia, uno de los documentos cuyo grado de influencia universal sólo está a la altura de su estupidez, fariseísmo y nocividad. Si entendemos que hay un grupo que ataca a otro que es pacífico, que lo quiere eliminar de la faz de la tierra, que niega su derecho a existir hasta borrarlo de la memoria, ese es en la ficción el de los marcianos, y en la realidad, el de los independentistas americanos frente a terrícolas y coloniales.