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4
Drama Mississippi, años 60. Skeeter (Emma Stone) es una joven sureña que regresa de la universidad decidida a convertirse en escritora. Su llegada altera la vida de la ciudad e incluso la de sus amigos porque se ha propuesto entrevistar a las mujeres negras que se han pasado la vida al servicio de las grandes familias sufriendo todas las formas de discriminación racial. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Falaz, maniquea y completamente vacía película bañada de feminismo progresista o viceversa. Admito que se deja ver porque tiene una historia, no decae y estos trabajos para mujeres suelen tener un buen envoltorio en el que no tiene cabida la vulgaridad ni lo soez, cosa que no puedo decir en los productos cien por cien para hombres. Sea como fuere, Tate Taylor trata de convencernos de lo mal que lo pasaban los negros en los Estados Unidos de los años 60, aunque la verdad es que sale poca cosa. El inconveniente es que lo ya sabemos, al menos desde la soberbia "Arde Mississippi" (1988), donde el tema se toca con una infinita elegancia, profundidad y belleza. En cambio lo que hacen en "Criadas y señoras" es un discurso ramplón, desmenuzado, que va de estereotipo en estereotipo para dejar claro qué malvados son unos, qué buenos otros, qué crueles son los primeros, que desgraciados son los segundos. Por cierto, es curioso como la izquierda no puede reproducir otro modelo social-laboral alternativo que el del feudalismo. Esa lealtad que está más allá del dinero es muy reaccionaria, amigos. Aclarad vuestro modelo.

Sucede que el retrato de esta clase alta acomodada es tan mezquino que no me lo creo. ¿Todas son así de estúpidas y repelentes? Entiendo que el objetivo del libro de Kathryn Stockett en el que se basa la película es precisamente poner en la picota ese modelo femenino, tenido por conservador, ya se sabe que a cualquier cosa le ponen esta etiqueta, ocioso, preocupado por la respetabilidad, clasista, femenino, adinerado y que reduce a la mujer al hogar, y para ello nos colocan un conjunto de harpías para hacernos odioso el cuadro. También es verdad que en los Estados Unidos, tras siglos de democracia, de siempre, hayan impuesto este patrón idiotizado de mujer, que en una sociedad tan tradicional y machista como la española apenas podemos entender por lamentable, pero con todo resulta excesivo. Mientras tanto el reverso de la moneda, la mujer moderna es Skeeter (Emma Stone), cuya aspiración es desarrollar una carrera profesional y a la que le colocan una relación amorosa que es patética (SPOILER).

A todo esto, el tema racial es muy serio. Por ejemplo, en 1952, 35 estados prohibían el matrimonio interracial y en 1967, todavía eran 16 con penas que podían llegar hasta los 10 años de cárcel. Sin embargo la mirada de Taylor es epidérmica, condescendiente, no explica nada y encima pretende culpar de todo ese sistema de terror, se puede llamar así, impuesto muy democráticamente eso sí, contra los negros, a unas petardas mientras se pasa por alto que eran los hombres los que hacían las leyes o que es precisamente en las clases más bajas, dónde más se odia a los negros u a otras razas. Por último, el intento de desprestigiar el ideal femenino resultaría si no tuviéramos en mente a Cher Horowitz, la protagonista de "Fuera de Onda" (1995) para demostrarnos que se puede ser elegante, dulce, ultraconservadora, juvenil, rica, bella y profundamente femenina, y al mismo tiempo, tener un corazón de oro, ser simpática, adorable, cercana y carecer de prejuicios ridículos. Pero si hasta su mejor amiga es negra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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