No estaba premeditado, pero me encuentro con que tengo pendiente la crítica de "The Outpost", que terminé de ver la semana pasada, y se me ha ocurrido publicarla coincidiendo con este 8 de marzo, que creo que viene muy a tono. Dicho esto, me parece bien que se celebre el día de la mujer y más cosas pero de ninguna manera que sea el de la "mujer feminista". Me temo que en los últimos años el feminismo ha monopolizado sin ningún rubor esta festividad de tal forma que lo ha convertido en una plataforma más para imponernos sus reivindicaciones, dogmas y políticas. Es decir, no les interesan las mujeres sino en tanto éstas se amolden a su radical concepto de igualdad.

Aclarado este punto, vamos con "The Outpost", una serie de cuatro temporadas y 49 episodios, del género de espada y brujería, fantasía pseudomedieval, que veo que se ha llevado malas críticas profesionales, si bien entre el público ha gustado lo suficiente como salir a defenderla. Y no me extraña, porque sin grandes alharacas, sin los medios, ni la publicidad, ni el casting afamado de otros productos, les ha salido una serie bastante entretenida. Cierto es que dado el vistoso género lo tiene relativamente fácil para hacer algo al menos potable, pero tal y como están las cosas, estamos hartos de comprobar cómo destruyen planteamientos atrayentes con los rollos modernos.

"The Outpost" mezcla con acierto y con un aire más bien ligero, la aventura, el humor, el romance y algo de drama. La serie no se complica y va a lo esencial, a los valores más elementales y humanos, cosa que le sienta bien, quizá porque le da un aspecto claramente conservador. Sin embargo, su mayor mérito son sus carismáticos personajes y las relaciones que establecen entre ellos. De estos, quien más se hace querer es Talon (Jessica Green), que pese a ser una guerrera, es uno de los personajes más tradicionalmente femeninos, con más poder diádico y más atractivos de estos años. Es decir, el tipo de mujer que las feministas odian y tratan de erradicar del planeta.