Esta es una de esas ocasiones en las que me es difícil votar y criticar una película.

Por un lado siento que esta película, como bien rezan los rótulos antes de comenzar, esta hecha por y para los que aman los Final Fantasy y en concreto su séptima parte. En mi caso el que me ha quitado el sueño mas de una vez ha sido el VIII, pero de todas maneras también le he dado caña al que nos ocupa.
Esto hace que la película nos ofrezca todo lo que vamos buscando. Ver a los viejos amigos Barret, Tifa, Red, Vincent, Cid o Cloud. Al margen de sorpresas finales (nuestro buen amigo, ya sabeis) y algún recuerdo (Aeris).
Y entre guiños y homenajes, se nos muestran dos batallas impresionantes. La primera contra una especie de las famosas armas (esmeralda, Rubí) y la batalla final, de la cual no desvelare nada.
Por todo esto, la película merecería un notable alto. No solo nos ofrece lo que queremos ver (¿alguien dijo La fuerza interior?), sino que además nos sorprende en un tiempo limitado, ya que hay que recordar que esto no es un juego.

Pero por el otro lado siento que esta película no cumple con las mínimos exigidos a una película. Su historia, aunque trabajada por lo menos en parte, falla en su planteamiento, en la base. Y si los cimientos están mal construidos, el edificio no se sostiene durante mucho tiempo. Personajes y sucesos que deberían estar de pasada, tienen demasiados minutos a su disposición, y claro, lo que de verdad importa pierde fuerza.
Esto hace que el conjunto se resienta sobremanera.
Por todo esto, la película merecería un aprobado bajo.

Al final, y después de ver el extra resumen recordatorio de la historia del Final Fantasy VII, se me ha ablandado el corazón y le doy una nota que seguramente no se merecería sino fuera por mi implicación directa con la saga que tantos ratos de entretenimiento me ha dado.