Considerado por muchos como uno de los peores directores de cine en la actualidad -merito que parece compartir con el alemán Uwe Boll-, Paul W. S. Anderson tiene alguna película que se salva de la quema. En su trayectoria hay productos horribles como Alien vs Predator y las últimas secuelas de Resident Evil, pero también es responsable de alguna película con la que lo he pasado bien como Death Race o este Horizonte Final, producción de terror/ciencia ficción estrenada en salas en 1997 con escasa fortuna. Protagonizan Laurence Fishbourne, Sam Neill, Joely Richardson, Jason Isaacs, Kathleen Quinlan y Sean Pertwee.

El Event Horizon -título original de la cinta- es una nave que tiene la capacidad de viajar más rápido que la luz. Lo hace creando un agujero negro que le lleva de una punta a otra de la galaxia, lo que pasa es que en uno de estos viajes desaparece sin dejar rastro, no volviendo a dar señales de vida hasta siete años después, en el 2047 en el que sucede la acción de la película. Una misión de rescate es enviada allí para investigar qué le sucedió.

Hellraiser, The Haunting, El Resplandor, Línea Mortal, La Galaxia del Terror y como cada producción situada en el espacio, Alien, son algunas de las influencias nada disimuladas que trae a la mente Horizonte Final. A veces parece que esté realizada a base de retazos de escenas de éstas, todas ellas películas muy diferentes entre sí que al converger en este largometraje no acaban de funcionar del todo bien. La trama es interesante -razón de que en su día fuese al cine a verla- pero la idea de que el Event Horizon volvió maldito no es aprovechada del todo.

Un par de paseos por la nave, algún momento de terror psicológico, y mucha discusión entre los tripulantes más aburridos vistos en una película de este tipo. Hay buenos actores en Horizonte Final -Fishbourne, Neill e Isaacs- pero sus personajes están escasamente perfilados, peones que vagan por la nave a la espera de palmarla o salvarse, con tan poca empatía por parte del espectador que da igual lo que les pase. Estos problemas son fruto de complicaciones durante el rodaje, la primera versión de Horizonte Final era tan violenta que el estudio pidió cambios, se rodaron nuevas escenas y al final la peli acabó siendo un poti poti de diferentes montajes del director -hasta tres finales diferentes tuvo-.

Con sus defectos Horizonte Final merece verse, las escenas truculentas y violentas que se mantuvieron del primer montaje tienen su yuyu, Paul W. S. Anderson se aleja de su estilo fílmico frenético y videojueguil y ofrece atmósferas interesantes nada habituales en su filmografía, y en el aspecto técnico se nota cada dólar invertido, que fueron bastantes -excelente el escenario del núcleo del Event Horizon, y el maquillaje de cada ser que aparece-.