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Romance. Drama. Aventuras
Jack (DiCaprio), un joven artista, gana en una partida de cartas un pasaje para viajar a América en el Titanic, el transatlántico más grande y seguro jamás construido. A bordo conoce a Rose (Kate Winslet), una joven de una buena familia venida a menos que va a contraer un matrimonio de conveniencia con Cal (Billy Zane), un millonario engreído a quien sólo interesa el prestigioso apellido de su prometida. Jack y Rose se enamoran, pero el ... [+]
27 de setiembre de 2012
22 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el barco de James:
La protagonista es la novia ideal: una niñata pedante e irrespetuosa que muerde la mano que le da de comer (y muy bien además) una y otra vez. Eso sin mencionar las tendencias suicidas.
El galán es un buscavidas mujeriego y apostador, que ha visto todo y vivido todo. Sí, con esa pinta.
Los ricos son elitistas, aburridos y taimados; todos sin excepción salvo Kathy Bates que se salva porque antes era humilde. Por el contrario, los pobres son generosos, abiertos y vitalistas, y aquí sí son todos.
Kate y Leo pueden pasar horas paseando (y un poquito buceando también) por el barco medio hundido, con agua helada hasta el cuello, y no sufrir hipotermia.
Marineros aguerridos lloran como niñitas con una señora mayor que relata su primera vez con un chico que había conocido dos días antes.
Deseamos que el barco se hunda cuanto antes.
Somos todos idiotas. O novios de idiotas.
James se forra.
La protagonista es la novia ideal: una niñata pedante e irrespetuosa que muerde la mano que le da de comer (y muy bien además) una y otra vez. Eso sin mencionar las tendencias suicidas.
El galán es un buscavidas mujeriego y apostador, que ha visto todo y vivido todo. Sí, con esa pinta.
Los ricos son elitistas, aburridos y taimados; todos sin excepción salvo Kathy Bates que se salva porque antes era humilde. Por el contrario, los pobres son generosos, abiertos y vitalistas, y aquí sí son todos.
Kate y Leo pueden pasar horas paseando (y un poquito buceando también) por el barco medio hundido, con agua helada hasta el cuello, y no sufrir hipotermia.
Marineros aguerridos lloran como niñitas con una señora mayor que relata su primera vez con un chico que había conocido dos días antes.
Deseamos que el barco se hunda cuanto antes.
Somos todos idiotas. O novios de idiotas.
James se forra.
