La propuesta de 'Un lugar tranquilo' allá por 2018 atrajo algo de aire fresco al género de terror bajo la dirección de un John Krasinski que se descubrió como algo más que el Jim Halpert de la serie 'The Office'. Evidentemente, por el final abierto y el éxito que supuso era obvio que la segunda parte vendría y, a pesar de los malditos retrasos por la pandemia de Coronavirus, ya ha llegado, y manteniendo el nivel.

Honestamente, al escribir el guion Krasinski y Scott Beck no se han devanado mucho los sesos porque buena parte de la cinta sigue el mismo tono visual y narrativo, lo cual no siempre tiene que ser un defecto ya que a veces es mejor introducir pocas novedades que funcionen bien que pecar de ambicioso; eso es lo que pasa aquí, alguna pequeña novedad que enriquece al conjunto, si bien parte de la sorpresa que fue la primera entrega se pierde. Eso sí, ojito al tramo final que es una delicia.

Aunque la cinta no sea tan fresca como la predecesora, el nivel de calidad sigue estando ahí. En la familia Abbott repiten los mismos actores que ya mostraron una muy buena química anteriormente y aquí sucede lo mismo. La incorporación de Cillian Murphy ha supuesto otro acierto puesto que no se ha notado como el nuevo y daba la sensación de ser ya un rostro familiar en esta historia; no puedo decir lo mismo de Djimon Honsou, aunque no es suya la culpa.

Marco Beltrami vuelve para componer la banda sonora y le coge el truco con un trabajo no sobresaliente, pero sí más que bueno elevando las escenas donde hace acto de presencia sus composiciones.

Estamos ante una secuela que pisa por terreno seguro y ya no hay esa frescura del filme original; aún así, no se ha perdido la chispa y sigo queriendo ver más de este mundo arruinado por los monstruos de oído sensible, ya sea con más secuelas o spin-off como se tiene planteado hacer bajo la batuta de Jeff Nichols.

Nota real: 7.8