Antes de poner tierra de por medio y exiliarse a Europa acusado de violación a una menor en una fiesta salvaje, el inquieto Roman Polanski filmó esta rareza friki co-escrita, dirigida y protagonizada por él mismo. En ella encarna a un tipo apocado que alquila un pequeño apartamento en París en el que descubre que su anterior moradora se ha suicidado, al parecer acosada por sus extraños vecinos. Pronto comienza a sufrir en sus propias carnes el hostigamiento de sus vecinos y empieza a experimentar una serie de comportamientos paranoicos que le llevan a creer que sus convecinos quieren inducirle al suicidio.

La película comienza como una comedia negra para ir poco a poco transformándose en una cinta de suspense con tintes de terror. La parte final en la que el protagonista se encuentra en un estado demencial me acaba cargando un poco, se confunde intencionadamente realidad y ficción y eso resulta confuso pero a pesar de ser una extraña rareza la historia se deja ver sin caer en la desesperación. La primera vez que la vi en versión original me pareció infame pero revisándola en versión doblada me ha parecido mejor. No es de las mejores de su autor pero tiene algo que la hace interesante. Polanski no lo hace mal, además en el reparto figuran actores tan prestigiosos como Melvyn Douglas, Shelley Winters o la irresistible Isabelle Adjani.