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Voto de Harold Angel:
9
7,0
30.580
Ciencia ficción. Fantástico. Terror
Un científico se utiliza a sí mismo como cobaya en la realización de un complejo experimento de teletransportación. La prueba es un éxito, pero empieza a sufrir unos extraños cambios en su cuerpo. Al mismo tiempo, descubre que dentro de la cápsula donde realizó el experimento con él se introdujo una mosca. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jeff Goldblum es un científico, llamado Seth Brundle, que construye unas telecápsulas con las que se puede transportar materia de una a otra. Sin embargo su descubrimiento aún no está perfeccionado porque no lo ha probado con humanos. Después de varios éxitos teletransportando chimpancés, decide probarlo él mismo. Sin embargo, en el momento del experimento no se percata de que en la cápsula en la que se mete, se ha colado una mosca que durante la teletransportación ha sido absorbida por su organismo mediante una fusión genética a nivel molecular. Esto significa que conforme pase el tiempo se irá transformando en una Brundle-mosca. Al mismo tiempo que se dedica a perfeccionar su invento, conoce a una reportera en una fiesta de la que se enamora y con la que inicia una tórrida relación. Poco a poco ella será testigo de la evolución de sus revolucionarios experimentos así como de su transformación en un gigantesco insecto.
La mosca es un remake de la película del mismo título dirigida por Kurt Neumann en 1958 protagonizada por David Hedison, Patricia Owens y Vincent Price. La versión de Cronenberg es mucho más profunda y completa y supera claramente a la original que hoy en día resulta risible. El director canadiense da a su obra un toque más angustioso, al estilo de La metamorfosis de Kafka. Es una película más adulta y compleja rodada en una época en la que el público joven suponía que la Brundle-mosca saldría de su laboratorio para hacer de las suyas. Sin embargo el guión de Cronenberg y Charles Pogue es más inteligente y nos cuenta una historia dramática y agobiante sobre un hombre que no sabe exactamente cómo terminará.
El final de la película es alucinante, los efectos especiales de maquillaje ganaron el Oscar con toda justicia y son realmente desagradables. El trabajo del trío protagonista es excepcional, especialmente el de Davis y sobre todo Goldblum, que resulta incomprensible cómo no fue ni tan siquiera nominado al Oscar. David Cronenberg consigue con este filme una de sus obras más redondas.
La mosca es un remake de la película del mismo título dirigida por Kurt Neumann en 1958 protagonizada por David Hedison, Patricia Owens y Vincent Price. La versión de Cronenberg es mucho más profunda y completa y supera claramente a la original que hoy en día resulta risible. El director canadiense da a su obra un toque más angustioso, al estilo de La metamorfosis de Kafka. Es una película más adulta y compleja rodada en una época en la que el público joven suponía que la Brundle-mosca saldría de su laboratorio para hacer de las suyas. Sin embargo el guión de Cronenberg y Charles Pogue es más inteligente y nos cuenta una historia dramática y agobiante sobre un hombre que no sabe exactamente cómo terminará.
El final de la película es alucinante, los efectos especiales de maquillaje ganaron el Oscar con toda justicia y son realmente desagradables. El trabajo del trío protagonista es excepcional, especialmente el de Davis y sobre todo Goldblum, que resulta incomprensible cómo no fue ni tan siquiera nominado al Oscar. David Cronenberg consigue con este filme una de sus obras más redondas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La escena en la que Brundle se termina de transformar en una mosca es repulsiva. O aquella en la que ataca al ex-amante de Geena Davis vomitando ácido concentrado sobre su brazo y su pierna, tal y como comen los insectos, es realmente alucinante. También resultan angustiosos los cambios que sufre el protagonista a medida que los genes de la mosca empiezan a aflorar. Como por ejemplo la secuencia en la que Brundle se arranca las uñas desprendiendo un asqueroso fluido blanquecino. O la fuerza sobrehumana que posee cuando le parte el brazo a un tipo en un bar mientras le echa un pulso.