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Voto de clapton:
10
7,1
22.681
Comedia. Romance
Nueva York. Una galerista (Helena Bonham Carter) convence a su marido (Woody Allen), periodista deportivo, para adoptar a un bebé. El marido, asombrado por la inteligencia del niño, quiere saber si su madre biológica es también superdotada; así que decide buscarla. Cuando consigue localizarla, resulta que se trata de una tierna prostituta, con muy pocas luces, que aspira a ser actriz (Mira Sorvino). (FILMAFFINITY)
26 de marzo de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo una obra maestra de Woody Allen. En esta ocasión su fértil imaginación nos regala, ni más ni menos, que ... una tragedia griega! Pero, tal y como le gusta a Woody retorcer y burlarse de la seriedad de los iconos culturales, nos convierte la tragedia en comedia, con su fino humor del absurdo, siguiendo la tradición de sus grandes ídolos, los hermanos Marx.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Así, vemos por ejemplo a los circunspectos miembros del coro griego contorsionarse en bailes desaforados o al corifeo abandonar su pose trascendente y buscar la complicidad del protagonista para averiguar si el personaje de Mira es bueno en la cama.
El tema de fondo de la película es ni más ni menos que la incompetencia de los dioses, es decir, de nuevo cómo el azar gobierna nuestras vidas, hasta tal punto que los antiguos atribuian las veleidades del destino a los caprichos pasionales de una corte de dioses mitológicos.
Así, el personaje de Woody se empeña en encontrar un sentido al destino de su hijo adoptado, tratanto de encontrar en su arbol genealogico una explicación genética al supuesto talento del niño, que le permita contemplar su futuro con optimismo. Sin embargo, tan sólo encuentra un absurdo sin sentido en las desastrosas historias de sus ancestros, según le revela la madre biológica.
Enfatizando el aire de comedia, Allen nos presenta personajes caricaturizados, el boxeador y la prostituta, que nos brindan desternillantes diálogos y frases memorables.
Como de costumbre, la trama incluye una relación de pareja en dificultades, con las consiguientes atracciones paralelas e infidelidades. Curiosamente, en estos años posteriores a su separación de Mia Farrow, son varias las películas en las que los matrimonios consiguen superar las crisis y permanecer juntos, quizá un canto al optimismo que no encuentra en su vida real o que quizá espera encontrar en su nueva y al parecer definitiva relación.
En ese sentido, el título de la película y su final nos quiere mostrar cómo, gobernando por encima del azar sin sentido, la poderosa diosa del amor, Afrodita, consigue en ocasiones bellas victorias en las que un manto de calidez se extiende entre los humanos. Ese es para mí el sentido del número musical final, en el que sin embargo nuestro director no renuncia a su proverbial ironía con la imagen de los macarras también disfrutando como inocentes niños en el partido de basket.
Y como ilustración de las ironías del destino, esa escena magistral del encuentro final de Mira y Allen, cada uno ocultando que el niño que tienen es hijo del otro. Genial.
El tema de fondo de la película es ni más ni menos que la incompetencia de los dioses, es decir, de nuevo cómo el azar gobierna nuestras vidas, hasta tal punto que los antiguos atribuian las veleidades del destino a los caprichos pasionales de una corte de dioses mitológicos.
Así, el personaje de Woody se empeña en encontrar un sentido al destino de su hijo adoptado, tratanto de encontrar en su arbol genealogico una explicación genética al supuesto talento del niño, que le permita contemplar su futuro con optimismo. Sin embargo, tan sólo encuentra un absurdo sin sentido en las desastrosas historias de sus ancestros, según le revela la madre biológica.
Enfatizando el aire de comedia, Allen nos presenta personajes caricaturizados, el boxeador y la prostituta, que nos brindan desternillantes diálogos y frases memorables.
Como de costumbre, la trama incluye una relación de pareja en dificultades, con las consiguientes atracciones paralelas e infidelidades. Curiosamente, en estos años posteriores a su separación de Mia Farrow, son varias las películas en las que los matrimonios consiguen superar las crisis y permanecer juntos, quizá un canto al optimismo que no encuentra en su vida real o que quizá espera encontrar en su nueva y al parecer definitiva relación.
En ese sentido, el título de la película y su final nos quiere mostrar cómo, gobernando por encima del azar sin sentido, la poderosa diosa del amor, Afrodita, consigue en ocasiones bellas victorias en las que un manto de calidez se extiende entre los humanos. Ese es para mí el sentido del número musical final, en el que sin embargo nuestro director no renuncia a su proverbial ironía con la imagen de los macarras también disfrutando como inocentes niños en el partido de basket.
Y como ilustración de las ironías del destino, esa escena magistral del encuentro final de Mira y Allen, cada uno ocultando que el niño que tienen es hijo del otro. Genial.