A ver si consigo poner en orden la amalgama de emociones que me han quedado tras ver esta obra. Sinceramente, partamos de una base. Yo no sé si me estoy volviendo gilipollas o es que desde la pandemia ya no veo tanto cine y he perdido el filtro, pero me ha encantado. La he disfrutado como hacía tiempo que no disfrutaba nada. En mi humilde opinión, la capacidad de James Cameron por hacerte ir a un estreno suyo y que tengas la sensación de estar viendo lo nunca visto, sigue intacta. Si Tarantino es un genio a nivel de guion. Cameron es el maestro absoluto e indiscutible de la dirección y el poder visual bajo la no siempre ventaja de contar con un presupuesto inflado por todas partes. De hecho, si algo nos cuenta la historia de los blockbuster, es que, a mayor cantidad de dinero, mayor probabilidad de pifiarla. Pero este es el director que siempre te muestra lo bien invertidos que están esos millones. Piratas del Caribe 4 ha costado lo mismo y cuando ves la película, la pregunta que te haces es, ¿se habrán gastado 250 millones en cañas? Vale que la segunda parte de las peripecias en Pandora adolece de personajes y situaciones clichés, como, por otro lado, el 99'9% de producciones de gran estudio actuales. Lo que ocurre, es que, a Avatar, hay que echárselo en cara. Quizá por el hecho de que como universo en sí, no logra calar en la cultura pop como pueda ocurrir con Lord of the rings, Star Wars o incluso E.T. En cuanto al porqué de esto, lo reconozco, no sé la respuesta, ni yo, ni creo que nadie. Nadie tiene la fórmula de cómo diseñar un personaje para luego vender muñequitos o cómo componer el plano que todos cuelguen en su habitación. También es cierta otra cosa. En esta película, se intuyen planteamientos de futuros desarrollos de tramas que pueden enriquecer los guiones venideros, en detrimento de dejar a The way of water con cierto aroma a pretexto de lo que está por venir. Sencilla y predecible, al igual que su antecesora, lo cuál, tampoco significa que tengan un mal guion. La historia es perfectamente funcional. Simplemente, queda eclipsada por lo visual, que es lo que hace de esta película, en mi opinión, una joya. Y es que es tan bonita.
Y cuando digo bonita, no quiero decir, bonita sin más. Quiero decir B-O-N-I-T-A. Visualmente atractiva por excelencia. No es bonita a nivel visual y ya. Es que es tan preciosa a nivel visual, que no le veo sentido empezar a quejarse de que si el guion no es Memento. Es tan maravillosa, ya no de ver, sino de experimentar, que estaría horas buceando por los océanos de Pandora cuál oceanógrafo, a pesar de que se pueda contar en hora y media. Es, con perdón, un puto documental de National Geographic pero con Tulkuns y fauna ficticia. Consigue que me crea ese mundo paralelo, que lo disfrute, incluso que me olvide del CGI. Parece rodada en otro planeta. Y desde luego, una pena perderte esta experiencia en el cine y, si puede ser, en 3D.

La cinta cuenta con dos grandes atractivos. El de descubrir un mundo nunca visto, y la trepidante acción del mejor James Cameron, del director de El Juicio Final y Aliens, de Titanic y Terminator. Un maestro en plena forma compartiendo con nosotros su amor por el océano y la naturaleza, mediante una experiencia audiovisual totalmente inmersiva e increíble. Yo solo pido más de esta mierda.