Buen trabajo de Ridley Scott, no defrauda que con su maestría y saber hacer, es capaz de contarnos la archisabida, conocida y miles de veces llevada al cine historia de Robin Hood, pero dándole su propio sello y originalidad y explicando convincentemente sus orígenes. Seguramente pasará a la historia del cine, como una de las mejores versiones de Robin Hood que se hayan filmado.

Russell Crowe interpreta a un Robin real, creíble, maduro e irónico, sin caer en infantilismos y ñoñerías de otros Robin Hood de melenitas o de pantalones ceñidos. Ruseel Crowe encarna a un Robin de sus tiempos, los tiempos duros y difíciles de la edad media, en principio oportunista y truhán y finalmente idealista y luchador.

Cate Blanchett interpreta a una Marian, más mujer y menos enamoradiza y tonta que sus antecesoras. Aunque hace un buen papel, se me antoja muy adelantada a su tiempo, tan valiente y aguerrida, aunque se trata de una mujer noble y puede que en la edad media hubiera mujeres nobles, tan trabajadoras y luchadoras como ésta Marian.

De los actores secundarios, todos muy correctos, pero con dos notas, una muy alta para un Max Von Sydow siempre genial y una nota baja para Mark Strong, que con esa calva y su papel de malo, no me parecía un villano de la edad media creíble, me lo creo más haciendo de malo de nuestros tiempos.

Técnicamente es una película muy bien ambientada, muy realista, tanto que parece que estés realmente en la edad media, sin caer en bellas y bucólicas fotografías de bosques, prados, castillos y pueblos de ensueño medieval. Una banda sonora buena que acompaña muy bien a la historia.

Para lo larga que es, no cansa en ningún momento, Ridley Scott, gran maestro, se nota que ha dirigido esta película con honradez y sabiduría, sabiendo que podía haber realizado un film espectacular y rompedor, pero que lo único que ha hecho es contarnos una bonita historia de Robin Hood, muy distinta a sus antecesoras, sin caer en lo fácil y sin necesidad de buscar un éxito de taquilla.