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España España · Zaragoza
Voto de Hilodeseda:
7
Thriller. Drama James Donovan (Tom Hanks), un abogado de Brooklyn (Nueva York) se ve inesperadamente involucrado en la Guerra Fría entre su país y la URSS cuando se encarga de defender a Rudolf Abel, detenido en los Estados Unidos y acusado de espiar para los rusos. Convencido de que Abel debe tener la mejor defensa posible, Donovan incluso rechazará cooperar con la CIA cuando la Agencia intenta que viole la confidencialidad de comunicaciones entre ... [+]
7 de diciembre de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente Steven Spielberg sea el realizador cinematográfico que más ha influido en mi crecimiento y desarrollo. Bajo su paraguas (dirección, producción o guion) han llegado muchas de las películas que no sólo me han marcado a mí sino a todo una generación que creció desde finales de los setenta a principios de los noventa junto a films como ‘E.T.’, ‘Los Goonies’, ‘Regreso al futuro’, ‘Indiana Jones’ o ‘Tiburón’. Sin duda una huella imborrable para toda nuestra vida y que graba su nombre en letras de neón en la época más feliz de nuestra memoria.

Huelga hablar de la trascendencia de cualquier proyecto que lleve el apellido Spielberg dentro de sí, aunque esta aumenta si es él mismo quien está detrás de la cámara. ‘El puente de los espías’ es el último trabajo de Spielberg tras la irregular ‘Lincoln’, un proyecto que tras las dudosas ‘War horse’ o ‘Indiana Jones y la calavera de cristal’ recupera el espíritu de finales de los 90-principio de los 2000 donde dejó una huella imborrable con películas como ‘Salvar al soldado Ryan’ o ‘Munich’. Vale, quizás ‘El puente de los espías’ no está al nivel de las dos últimas mencionadas, pero sí que al menos recupera su esencia dejando ese poso de buen cine que solían dejar sus películas.

En esta ocasión la historia nos lleva entre 1957 y 1961 a través de tres historias casi simultáneas y que tendrán su conexión en el desenlace del film. Por un lado conoceremos la captura del espía soviético Rudolf Abel (Mark Rylance) a manos del FBI en Brooklyn en un momento de gran tensión en plena guerra fría entre las dos mayores potencias mundiales (USA y URSS). Para la defensa de Abel el comité de abogados plantea que sea James B. Donovan (Tom Hanks) quién se haga cargo, un prestigioso abogado especializado en aseguradoras que deberá de enfrentarse a la opinión pública y de toda la nación para defender el derecho de cualquier persona a tener un juicio justo. Simultáneamente a la narración del caso de defensa de Donovan y Abel la historia nos presentará a Frederic Pryor (Will Rogers), un joven estudiante americano apresado en Berlín en plena construcción del muro mientras trataba de pasar a la zona oeste junto a su novia alemana; por otro lado conoceremos la historia de Francis Gary Powers (Austin Stowell), un piloto del ejército americano que fue captado por la CIA para pilotar los aviones espías U-2 por la antigua URSS y que fue derribado y captura por el ejército soviético. Las tres historias confluirán en ‘El puente de los espías’, apodo del famoso puente de Glienicke que comunicaba el bloque Este (URSS) con la sección Oeste de Berlín controlada por el bloque aliado por encima del Río Havel.

Desde sus primeros planos queda patente la época y la magnífica ambientación de la que goza la película. Todo en ella está magníficamente planificado, desde la clara opinión del pueblo americano sobre los espías soviéticos, la dificultad de analizar una defensa judicial sobre una persona considerada enemiga del país y de cómo las vidas humanas resultan piezas de ajedrez dentro del tablero bélico/histórico que existía en la guerra fría, momento donde no existía el término medio y el blanco o el negro eran la únicas opciones. La película supone un claro homenaje a la figura de James B. Donovan, una persona relevante dentro de la abogacía norteamericana que casi sin querer tomó un enorme protagonismo en pactos de alto nivel gracias a su habilidad negociadora, erigiéndose como una de las grandes figuras en la sombra de toda la guerra fría.

Los 135 minutos que dura la película no se hacen para nada alargados dada la abundancia y gran explicación de cada uno de los conflictos tratados, teniendo en la pareja compuesta por Tom Hanks y Mark Rylance y sus propios diálogos a dos de sus mayores valedores. Todo ello sin olvidar la ambientación de la Berlín de principio de los sesenta: El muro, la Friedrichstraße, el Checkpoint Charlie, el puente Glienicke, la desolación de una ciudad dividida en dos. Un momento histórico y una ciudad por desgracia muy cinematográfica.

El guion, realizado por los hermanos Coen además de Matt Charman, es intenso y algo blando en ocasiones a pesar de mostrar la difícil época en la que se desarrolla, alejándose así del discurso más realista de otros relatos de Spielberg. Abandona la crítica más dura para abanderar la idea de la esperanza. El que la película sea por momentos demasiado blanca supone uno de los mayores debes del film, una convención que Spielberg tiene tendencia a mostrar y que –no nos engañemos- resulta francamente efectiva. La dureza del relato y la situación queda edulcorada por la idealización de un personaje icónico que asoma la cabeza por encima de la oscuridad reinante, una oscuridad que únicamente quiere castigar al lado contrario, evitando así un juicio de mayores circunstancias.

(continúa en spoilers sin ellos)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hilodeseda
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