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Voto de Sergio Berbel:
10
Terror Inspirada en una historia real sucedida en el madrileño barrio de Vallecas en los años 90. Tras hacer una ouija con unas amigas, una adolescente es asediada por aterradoras presencias sobrenaturales que amenazan con hacer daño a toda su familia. (FILMAFFINITY)
9 de mayo de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quisiera comenzar aclarando que suelo tener vetado el cine de terror tras un número más que suficiente de chascos, sobrevaloraciones y admiraciones infundadas de la crítica, cuyas virtudes yo jamás encuentro. No porque no me guste el género ab initio, sino porque el porcentaje de filmes malos que produce ahoga toda buena voluntad que se le ponga. Para lograr ver una buena cinta, tienes que sufrir un saco de cintas cargadas de fórmulas de manual, sustos con golpes de música, guiones dantescos y actores insufribles que se autoimitan de una película a otra de una forma infame. De la quema, en los últimos años, apenas se salvan como grandes films “A ghost story” de David Lowery, “Déjame entrar” de Tomas Alfredson o “Thelma” de Joachim Trier.

En cuanto a nuestro cine, desde “El orfanato” de Juan Antonio Bayona (de hecho, la única película de Bayona que me encanta) y “Mientras duermes” de Jaume Balagueró, tenía ante mí un agujero negro que me hizo abandonar el género. Pero en la edición de 2018 se coló una película de terror entre las grandes nominaciones a los Goya por primera vez y eso, además de que venía firmada con la solvencia de ese tal Paco Plaza, hizo que se despertara mi curiosidad malsana. Desde entonces, y tras varias revisiones de la misma, sigue formando parte de lo más selecto de mi alma cinéfila y de mis cintas imprescindibles.

“Verónica” es una joya del cine, una obra maestra, porque en ella se han conjuntado un cúmulo de causalidades que la hacen inmortal:

1.- La primera, por encima de todo y de todos, por encima de lo divino y lo humano, la diosa Sandra Escacena, una actriz adolescente que hace una de las mejores interpretaciones que he visto en mucho tiempo. Con su expresividad innata te hace sentir terror, desilusión, frustración, desorientación, locura, tristeza… Lo que le de la gana, porque ella es la reina y señora de la película y se apodera de la misma desde el primer minuto hasta el último. Lo que Sandra Escacena regala al mundo en “Verónica” es elixir de dioses en un nivel interpretativo sobrehumano que congela la sangre del más imperturbable. Sandra Escacena es un ser humano superdotado para la interpretación y su Verónica se perpetuará en tu mente para siempre una vez vista, sobre todo, gracias a ella. Y no puede estar mejor secundada por el resto de niños del elenco actoral que brillan sobremanera, pero Sandra lo es todo en esta maravillosa cinta. Decía Alfred Hitchcock que no se debía rodar con animales o con niños, pero porque no tuvo la suerte de contar con los que protagonizan esta película.

2.- La dirección de Paco Plaza, ya curtido en estas lides, creador junto con Jaume Balagueró de la saga de"REC" y dominador de los resortes del género con madurez y sabiduría, pero sin convencionalismos, jugando con los elementos clásicos del género pero combinados de otra manera nueva y un tanto autodidacta que consiguen embelesarme.

3.- La ambientación ochentera-noventera de toda la película, cuidada al detalle, desde la jingle publicitario de Centella (que cobrará en tu mente un tinte terrorífico ya para siempre desde que te lo redescubra el film) hasta lo más nimio del barrio de Vallecas en 1991.

4.- La música, porque hay que ser muy grande para regalar la atención máxima en un film de terror a los Héroes del Silencio, auténticos protagonistas de la película junto a la perfecta Sandra Escacena. La música de los Héroes es parte del propio guión del film, y la escena que se desarrolla mientras suena “Hechizo” eriza la piel sensible del cinéfilo de nivel.

5.- Y, quizás lo mejor de todo, lo más profundo y por lo que cobra valor esta película y se erige muy por encima de todas sus compañeras de género (a pesar de algún personaje arquetípico innecesario y un tanto molesto desde mi personal criterio como la monja ciega) es por la ambigüedad con la que en todo momento juega con el espectador la cinta, de principio a final, haciéndole dudar si estamos ante la descripción de la locura en la difícil etapa de la adolescencia cual “Cisne negro” hispano, o bien de fenómenos paranormales. La película es tan perfecta que admite ambas lecturas, y ambas son perfectamente válidas y encajan con el desarrollo narrativo propuesto por la obra maestra de Paco Plaza. Te puedes quedar con la que prefieras: la narración de una serie de elementos paranormales o (y ésta segunda es la que me apasiona a mí) la descripción minuciosa de las gravísimas consecuencias psicológicas que puede llegar a sufrir una adolescente que tiene que afrontar de forma simultánea sus propios cambios con la excesivamente pesada carga de tener que hacer de madre de tres hermanos menores ante una madre siempre ausente.

6.- Las continuas referencias que produce la película a “Cría cuervos”, la gran obra maestra de Carlos Saura y una de las mejores películas de la historia del cine. “Verónica” bebe directamente de la cinta de Saura en la conformación de un núcleo familiar propio de los niños ante el abandono de obligaciones por parte de los padres y Paco Plaza quiere subrayarlo tanto y es tan importante para él que el espectador ate este cabo, que se permite elegir como madre de Verónica a la propia Ana Torrent, para que el homenaje sea expreso y explícito.

7.- Lo más terrorífico de todo, que esta inmensa obra maestra esté inspirada en un caso real ocurrido en Vallecas en Junio de 1991. Hiela la sangre tan solo pensarlo.
Sergio Berbel
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