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Voto de Sergio Berbel:
10
Drama Maixabel Lasa pierde en el año 2000 a su marido, Juan María Jaúregui, asesinado por ETA. Once años más tarde, recibe una petición insólita: uno de los asesinos ha pedido entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares de la Oca /Álava), en la que cumple condena tras haber roto sus lazos con la banda terrorista. A pesar de las dudas y del inmenso dolor, Maixabel accede a encontrarse cara a cara con las personas que acabaron a sangre ... [+]
27 de octubre de 2021
5 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Maixabel” no es sólo una gran película, no es sólo la obra maestra de Icíar Bollaín, no es sólo una pieza clásica instantánea para acercarse al conflicto vasco. Es una cinta necesaria, seria, rigurosa, equidistante, honesta, certera, cabal, imprescindible de ver por una sociedad que ha abandonado la política de verdad y se ha dejado llevar por el politiqueo infame. También es el film mejor interpretado que he visto en los últimos tiempos: lo de Luis Tosar se da por hecho porque él es un dios; lo de Blanca Portillo me deja anonadado.

“Maixabel” es un trozo de la historia que hemos vivido toda nuestra generación. Es una pequeña pero simbólica porción de lo sucedido en Euskadi pero, sobre todo, es una película sobre dos seres valientes y decididos que deciden romper las propias normas de sus respectivos entornos para encontrarse en su lucidez y honradez.

Porque Blanca Portillo borda para la historia del cine el personaje de Maixabel Lasa, la viuda de Juan Mari Jáuregui, político socialista asesinado por ETA y que, desde su posición capital entre las víctimas del terrorismo, hizo lo más inteligente, lo más honesto y lo más difícil que se podía hacer: por un lado, incluir a todas las víctimas del conflicto vasco en la definición de víctima; por otro lado, sentarse a hablar y a comunicarse con uno de los asesinos de su marido. Personaje sublime que requería de una interpretación portentosa, justo la que nos regala Blanca Portillo. Inaudita en su perfección más absoluta.

Mientras que Luis Tosar se deja una parte de sí mismo y demuestra que es un actor ineludible para entender nuestro cine encarnando a uno de los miembros de ETA que asesinó a Jáuregui y su largo camino hacia un arrepentimiento sincero, hacia un entender que había pertenecido a una organización criminal que lo había utilizado y le había malogrado la vida para no llegar a nada y con ansias de reestablecer puentes con esa otra parte de la sociedad vasca.

Entre medias, dos mundos que se odian que ambos protagonistas tratan de encauzar para que todos logremos lo que ya está logrando la propia sociedad vasca dentro de Euskadi: cerrar heridas y buscar como algo vital la reconciliación para una paz social definitiva.

En su caligrafía visual nos deja lo mejor de esta directora imprescindible, pero todo es poco para su hondura moral, para sus deseos de cerrar heridas, para sus ansias de paz y concordia. Debería ser obligatorio ver esta cinta para recuperar una sociedad realmente vivible.
Sergio Berbel
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