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Voto de Sergio Berbel:
2
Intriga. Fantástico. Thriller. Drama Durante unas vacaciones en un paraíso tropical, una familia empieza a percibir que en la recóndita playa elegida para relajarse unas horas suceden algunas anomalías temporales...
18 de febrero de 2022
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un momento donde M. Night Shyamalan pareció ser un cineasta superdotado capaz de revolucionar la industria de Hollywood desde dentro. “El sexto sentido” nos conmocionó profundamente a través de un producto de género inteligente y novedoso (menos de lo que creíamos cuando después descubrimos que el inmenso Alejandro Amenábar ya había creado el mismo giro de guión en “Los otros” aunque se estrenase después). No obstante, “El sexto sentido” nos marcó a todos y aquella frase “En ocasiones, veo muertos” ha pasado a ser piedra vital del imaginario colectivo. No hay más que acercarse a los informativos para constatarlo.

Pero después nos dimos cuenta que Shyamalan no era más que un trilero sin fondo, mera pose de género con la misma sorpresa escondida tras la manga una y otra vez, sin aportar nada bueno. Tan sólo me sacó del bostezo general en su momento “El bosque”, que me resultó notable en el planteamiento de su premisa argumental, pero poco más. “Tiempo” es una absoluta pérdida de ídem, una estupidez presuntamente inquietante que transita por los caminos más trillados y palomiteros del cine propio de su autor y que aburre a las ovejas.

No aporta nada que no hayamos ya vivido en la filmografía de Shyamalan una y mil veces y, además, de paso, su estilo se va acomodando y los grandes efectos de caligrafía visual de los comienzos de su meteórica (e injustificadamente famosa) carrera cinematográfica se atemperan buscando la tranquilidad comercial y palomitera para facilitárselo todo al espectador, flashbacks ridículos de vergüenza ajena incluídos.

Sinceramente, “Tiempo” no hay por dónde cogerla. Una tesis a priori interesante (introducir a una serie de personajes en una playa en la que el tiempo biológico corre a muchísima más velocidad que en cualquier otro lugar) hubiera dado, tomado desde un prisma serio y maduro, para un estudio de la naturaleza humana y de la psicología del envejecimiento ciertamente apasionante. Pero nada de eso interesa a este director que lo único que pretende es agitar el espantajo del misterio dentro de otro misterio pretendiendo siempre ser Hitchcock (él también copia sus propios cameos en todas sus películas) pero no llegándole ni a la altura del tobillo al maestro británico.

Sus personajes son todos de cartón piedra, meros estereotipos sin aristas, sus actores y actrices están mal de forma generalizada porque es imposible sostener tanta estulticia en los diálogos lamentables e infantiles y el resultado final resulta ciertamente decepcionante. Ver a mi idolatrada Vicky Krieps (uno de los personajes más perturbadores de la filmografía del dios Paul Thomas Anderson interpretando a una mujer fascinante y eterna en “El hilo invisible”) haciendo el ridículo en esta cinta es algo para lo que mi ajado corazón no estaba preparado. Ya no pico más con Shyamalan, prometido.
Sergio Berbel
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