“Insomnio” no es “Memento”. Carece de la chispa, miga e ingenio que le sobra a su predecesora. Pese a todo, su factura es irreprochable. Nolan ejecuta un trabajo más que correcto, amasando con destreza y sobriedad algunos de los ingredientes básicos del género: paraje inhóspito, “prota” duro, criminal perverso y clímax final. Como mandan los cánones. Todo ello arropado, elementalmente, por la pertinente y cacareada guarnición que suele incrustarse por defecto a este tipo de films ( atmósfera tensa, música envolvente, pulso narrativo “in crescendo”, bla bla bla bla bla... ). En definitiva: un decoroso plato listo para consumir en cualquier momento.

Ojalá cualquier thriller tan homologado, desangelado y convencional como “Insomnio” constituyera la nota de corte, el punto de inflexión que impidiera gestar un producto netamente inferior. El problema sobreviene cuando la mayoría de thriller se situan por debajo de la calidad estructural de “Insomnio”.

Procedo a sobrevalorar con alevosía y premeditación “Insomnio” porque Al Pacino está soberbio, porque Robin Williams tambien está extrañamente soberbio, porque la feúcha de Hilary Swank me atrae irremisiblemente y sobretodo... porque me da la sensación que Nolan rodó “Insomnio” a medio gas, apático, abúlico y soñoliento como el bueno de Al.