Neil Marshal es un director de traca (y de tracas), el protagonista Fassbender tiene nombre de tío que reparte hostias y Olga Kyrilenko tiene nombre de tia buena. ¿Qué puede salir mal? Supongo que nada, si solo aspiramos a hora y media de “Equipo A” con estética de “Gladiador”, o todo si esperábamos un mínimo de rigor histórico y cinematográfico. Y que conste que creo que “Centurión” es una película para permitirle que se tome ciertas licencias que optimicen el espectáculo (esas corazas romanas del siglo III en pleno siglo I, esos pictos con arcos de francotirador y lanzas de cuchillas plegables, ese napalm…) pero no se puede perdonar una trama que ofende cualquier mente inteligente con un desarrollo más plano que un capítulo de “Hispania”.

Con Neil Marshal al frente, no era de esperar una cuidada presentación de los personajes, ni un esfuerzo por darnos un perfil más allá de “esta es mala porque mataron a su madre siendo pequeña” y “este tiene un corazón valiente porque sus hombres le aprecian”, ni evolución: el bueno es bueno, el malo es malo y el traidor es traidor porque lo dice el guión y punto. Pero sí se podía esperar un poco de ritmo y no una sucesión de escenas de gente corriendo perseguida por otra gente, generalmente sin ton ni son y con un montaje francamente mejorable que evitase momentos de sonrojo en los que se ve que en un plano los perseguidores a caballo están a 100 metros de los perseguidos, en el siguiente están a diez metros, luego vuelven a estar a media milla, en el siguiente les separa un valle, luego hay dos que se han separado y están en un paisaje distinto, luego están todos juntos a tiro de lanza de los malos, luego los dos que se han separado siguen separados… en fin, un batiburrillo en el que de vez en cuando, inexplicablemente, hay momentos de calma con diálogos olvidables en los que la única directriz de interpretación parece ser “chicos, por favor, poned cara de estreñimiento”.

Entretenida por la fotografía, los exteriores, el atrezzo, alguna escena de lucha... pero muy simple, le falta acción, el final es forzado y el epílogo es de juzgado de guardia… Coño, parece mentira que “Hispania” sea mejor en todos los apartados no técnicos. En definitiva, tremendamente mejorable, aunque al menos no es un despropósito como “Doomsday”.