Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de OsitoF:
2
Romance. Drama Neil (Ben Affleck), un norteamericano aspirante a escritor, y Marina (Olga Kurylenko), una madre soltera europea, se conocen en París y disfrutan de un momento de idilio en la isla francesa de St Michel, revitalizados por las sensaciones de estar de nuevo enamorados. Neil ha dejado su país buscando una vida mejor, dejando atrás una serie de hechos dolorosos. Mirando a Marina a los ojos, Neil cree estar seguro de que ha encontrado a la ... [+]
22 de setiembre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A un espectador medio le sobra con ver dos películas de Terence Mallick para concluir que el hombre juega en otra liga de otro deporte, que ese cine denso (tirando a plúmbeo) es para otros y que es muy raro que darle una tercera oportunidad vaya a cambiar las cosas. Yo fui de los que terminaron dando esa tercera oportunidad, concretamente con “El árbol de la vida” y en ella creo que encontré la clave de su estilo: una compulsiva obsesión por contar una historia desde todos los puntos de vista de todos los implicados simutáneamente que, a la vez, dejaba entrever un tremendo grado de frustración por ser incapaz de abarcar toda su ambición debido a las limitaciones del formato cine. En cierto modo, esa frustración la terminaba pagando la propia película con un montaje que parecía hecho de retazos de historias adyacentes pegadas de mala manera sobre la trama principal (“El nuevo mundo” o “La delgada línea roja”) o un manojo de tramas avanzando en un confuso y lento pelotón (“El árbol de la vida”).

Cualquier aficionado a la física o las matemáticas le podría haber dicho al bueno de Mallick que su problema es que el cine sólo le permite manejar las dimensiones habituales (anchura, altura, profundidad y, con ciertas restricciones, el tiempo) que, a todas luces, se le quedan cortas. Su formato ideal sería un teseracto de quince o veinte dimensiones adicionales donde, ahí sí, pudiese concretar qué hace, dice, piensa y siente cada personaje del reparto en cada instante en cada lugar. Pero como lo del teseracto sólo tiene cabida en la física teórica y “El árbol de la vida” le hizo ver la necesidad de hacer sacrificios en su búsqueda de la grandeza, Mallick afloja y trata de simplificar el entorno para reducir el número de variables en la ecuación. De una obra de nutrido reparto, amplio espectro temporal y localizaciones dispersas temporal, pasamos en “To the wonder” a la vida de una pareja en una casa de campo durante un reducido espacio de tiempo.

Pero, paradójicamente, la película no gana en ritmo o vistosidad. Al contrario, se ralentiza. Ahora sí que la cámara puede centrarse en cada mohín de Kurylenko, en cada ceño fruncido de Affleck, en cada brizna de hierba, en cada grieta de una valla vieja, en el reflejo del atardecer sobre la marisma… así como en cada pensamiento, en cada palabra no dicha, en cada conversación silenciosa, llevando al espectador a un extraño mundo de reflexiones no expresadas tan poético como aburrido. Tan hermoso en lo visual como hueco en lo argumental. Casi tirando a depresivo. Es imposible seguir el hilo en una película donde cada palabra, cada cinco minutos de penetrante silencios, es puramente random. Lo que en "El árbol de la vida" se transigía por su atrevimiento, en "To the wonder" no tiene cabida dentro de unos parámetros aceptables por el sentido común.

Intimista y metafórico, metafóricamente intimista, intimístamente metafórico… hay muchas formas de expresarlo y pocas de entenderlo. Así es Mallick. O se le quiere o se le odia. O se acepta que hace un cine apto para otra clase de espectador.
OsitoF
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow