Decepcionante entrega esta de Blake Edwards que apenas consigue
arrancar alguna sonrisa durante la larga serie de torpezas del conocido
inspector francés. Si tuvo mucha gracia en 1964, actualmente no.

Bajo una trama propia de novela de la Tía Agatha, o de Sherlock, se
desarrolla toda la acción policíaca, completamente carente de interés.
Solamente se esperan buenos gags que tardan en llegar, o que no
llegan.

Una rolliza Elke Sommer alegra el ojo con su constante mueca
besucona en los labios, mientras el oriental mayordomo Cato ataca
a su jefe como tiene por costumbre, y es que son estas escenas las
que personalmente me parecen más cómicas.

Gracias a Dios, otras películas de la saga Clouseau fueron mejores,
pero no en este caso. Fiasco para el director de 'El Guateque'.