Quienes lean mis críticas, si es que hay alguien, sabrán ya de mi querencia por el cine galo que, al menos durante los últimos años, aparece con más o menos puntualidad en las pantallas españolas. Eso no quiere decir que esté siempre por la labor sólo porque la película venga del país vecino. Les gamins es un ejemplo: los dos protagonistas son insufribles (sus personajes, me refiero), el cincuentón rockero con picores renovados, y el aspirante a músico que compone cosas chicletosas y de escasa enjundia. Recoge Les gamins lo peor del cine francés cuando se cree gracioso y no lo es, acompañado al mismo tiempo de cierto tufillo a moralina barata que no colabora a elevar el tono. Da pena ver a Sandrine Kiberlain, la inolvidable Mademoiselle Chambon, entregada a estos menesteres alimenticios. Vergüenza ajena me produjo el personaje del nuevo novio de Lola, sí, el aficionado a las señoras maduras (no puedo desvelar más) en la escena del lavabo. Lamentable se me antojó la interpretación de Max Boublil, y patética la de Alain Chabat. La música del novel director Anthony Marciano (predestinato) es execrable. Por tanto, conviene alejarse de esta insulsa comedieta más de consumo interior que otra cosa. En mi humilde opinión.