Son cosas que pasan: hay películas que te entran, y otras se quedan fuera por más que llamen a la puerta. Pastel de pera con lavanda es una amable tontería sobre un hombre con síndrome de Asperger (divertido Benjamin Lavernhe), que irrumpe de repente en la vida de Louise (deliciosa Virginie Elfira), una viuda con dos hijos que intenta malvivir de sus tierras, acechada por el banquero de turno y el vecino que desea acostarse con ella (con ese cuerpo y esa sonrisa, no es de extrañar). Nuestro autista, un genio en otros ámbitos de la vida, como las matemáticas y la informática, triunfará sobre sus enemigos y se llevará la gata al catre.
Un cuento de hadas, como se ocupa de recordarnos el epígrafe final, pero contado con humor, ternura, sensibilidad, un guión currado, una excelente fotografía, una adecuada banda sonora y el buen trabajo de todos sus intérpretes. Es una película de "buen rollito", ya lo sé, algunos no la soportarán, pero qué queréis que os diga: en estos tiempos trumpianos de horrenda confusión, se agradece de vez en cuando un soplo de aire fresco. Chapeau para quien le puso título en castellano, cosa que ya no suele ocurrir. A disfrutar.