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España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Bélico. Drama Inspirada en la autobiografía de Ron Kovic. Segunda parte de la trilogía sobre Vietnam: muestra la historia de un joven que se alista como voluntario para ir a la guerra, convencido de que defender a su país es la mejor manera de demostrarle su amor. Pero sus convicciones cambiarán radicalmente cuando regrese como veterano de guerra, postrado en una silla de ruedas y atendido en un cochambroso hospital. (FILMAFFINITY)
24 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Maldito por el 4 de Julio', podría haberse llamado.
Para Ron Kovic, esa fecha significa todo: un cumpleaños celebrado por toda su familia, una soleada tarde jugando a guerra con sus amigos, y hasta su propio desfile con banderas y todo. La clase de factores que pueden nublarse en una mente infantil hasta hacerse dorados.
Y cuando su madre proclama, solemnemente, que algún día "dirá algo importante ante un montón de personas" hasta tú te lo puedes creer. Porque esto es Norteamérica, y para un niño que celebra la Independencia y su cumpleaños juntos el cielo es el límite.

Pronto nos damos cuenta de que no es sólo Kovic quien participa de esa controlada locura rojiblancazulada, sino que todos sus amigos también sueñan con ella. El propósito de servir a un país, con todas las consecuencias que ello conlleva, fragua en mentes infantiles que lo único que conocen es la gloria del desfile y los fuegos artificiales.
Servir es un honor, alistarse una obligación, todo ello resultado de miles de personas bramando que debes hacerlo.
Stone filma con naturalidad pero con crudeza: la guerra parece un teatro chino de sombras, confuso y borroso, que lleva a más errores que aciertos, nada que ver con el bonito ensueño del baile de graduación.

A partir de entonces, la historia de Ron Kovic no es una crítica antibelicista, sino una crónica del desencanto, primero sustentada con ciega creencia y después con mentiras autoimpuestas.
Ron Kovic cree que su causa era justa, que la adecuada consideración a su minusvalía es justa, y así lo hace saber a todo el que le quiera escuchar: soy un veterano del Vietnam, cuídame y trátame con respeto.
Solo será después, transcurridos los días en los que nada es igual que antes, contempladas las caras pendientes de su invalidez, que Ron empiece a plantearse que quizá sacrificó su vida y juventud por una causa que nunca fue lo que le dijeron que era.

Oliver Stone retrata así a toda una generación que creyó poseer sus propios sueños, entregó sus miedos por ellos, y lo único que recibió a cambio fue el olvido en forma de degeneración física, y la retirada en el cubo de la basura de la trastienda norteamericana: gracias por tus servicios, te llamaremos cuando tus heridas asombren a los niños e inspiren a los jóvenes.
De alguna manera, la historia de Ron Kovic consigue lavar todos esos testimonios, encontrarles valor... pero nunca conseguirá hacernos sentir esperanza o alivio.
La tristeza es la desesperada nota común, que miles de veteranos tocan para que sus vidas no caigan en saco roto.

Por eso sustituyen una mentira por otra, un olvido por otro: adecuado y poético epílogo, para un niño que soñaba con las barras y estrellas.
Ojalá pudiera querer de verdad lo que tiene ahora, ojalá pudiera deshacer los tiros disparados.
Pero a veces, la vida no te deja otra opción. Y si se cerraron las cálidas puertas del pasado, habrá que aprender a andar el camino del futuro, solitario y frío, sí, pero camino.
Charles
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