Casi una obra maestra en un género casi nunca tratado en el cine americano.

Increíble que se haya tratado de reaccionaria una película que deja por los suelos a un grupo de claros representantes de clase media con ínfulas de mejor posición: en cuanto se les desbarata el plan maravilloso de su despedida de solteros se convierten en unos bárbaros irrefrenables dispuestos a todo con tal de tapar sus miserias y procurar colarse por la sociedad de siempre, en lo posible de mejor posición y regia apariencia.

Todo esto provocando estupor, asco, risas de las buenas y de las otras hasta dar con una media hora final trepidante en la que destaca, inesperadamente en la historia, una Cameron díaz alucinada y alucinante.

También están muy bien todos los demás, especialmente Christian Slater, extraño actor que suele dar la impresión de que deja para la pantalla la misma cara en todas las películas y se va de copas con los amigos. Aquí, no. Aquí está que se sale.

Me ha encantado. El título ya entra en el sarcasmo: Very Bad Things, Cosas muy malas. Y además tiene un epílogo que borda Cameron Díaz, un remate que no te esperas para nada.