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España España · Madrid
Voto de Baxter:
9
7,7
49.351
Animación. Fantástico. Infantil En los años 50, una familia japonesa se traslada al campo. Las dos hijas, Satsuki y Mei, entablan amistad con Totoro, un espíritu del bosque. El padre es un profesor universitario que estimula la imaginación de sus hijas relatándoles fábulas e historias mágicas sobre duendes, fantasmas y espíritus protectores de los hogares, mientras la madre se encuentra enferma en el hospital. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi vecino Totoro es una de las grandes obras de animación; un sutil y delicado himno atemporal a la fantasía e inocencia de la infancia, un lugar inaudito muchas veces perdido entre nuestros recuerdos en el que todo puede suceder de una forma natural, sin asombros, sin miedos, aunque lo que ocurra pueda parecer imposible. El universo infantil es el sito ideal para ubicar los sueños y los personajes que lo forman, ya sean héroes, dragones, gigantes, duendes, elfos… y también espíritus del bosque y totoros.
En Mi vecino Totoro se desvela la inteligente, desgarradora y aguda visión de Miyazaki sobre el pensamiento y el comportamiento de los niños, y su interacción con los silencios psicológicos de los adultos en un plano de realidad diferente que reside en las mentes y en los corazones de dos hermanas, Satsuki y Mei,. Son ellas las únicas que pueden ver a seres fantásticos y tratarlos con afabilidad, cariño y respeto, ignorando su naturaleza, como quien descubre a un amigo en su propio corazón.
En la película, Miyazaki hizo un gran esfuerzo para intentar fusionar los reinos delicadamente imaginarios de Lewis Carroll con un canto a la riqueza y circunstancias de la vida familiar, de manera similar a como lo hiciera antes su admirado Yasuhiro Ozu, especialmente en películas como Buenos días y Cuentos de Tokio. Como en las historias de Ozu, en Mi vecino Totoro todo sucede sin estridencias, sin villanos, sin escenas violentas, sin monstruos crueles y espantosos, sin miedos… en un mundo en el que conviven niños y seres sobrenaturales en perfecta armonía, ayudándose unos a otros en natural dependencia. Excepcional la escena en la que las niñas van a esperar a su padre a la parada del autobús y comienza a anochecer en un bosque que no se ve amenazante, ni tenebroso, sino hospitalario y amigable. Comienza a llover y, de forma silenciosa, el totoro gigante (una especie de animal mitológico, mezcla de oso panda, koala y ardilla) se reúne con ellas y permanece a su lado como un imaginario amigo protector mientras llega el Gato Bus, una suerte de mullido transporte y entrañable mascota gigante, en una recreación onírica sin igual.
Las películas de Hayao Miyazaki se caracterizan por ser ricas en sugerencias, en matices, en pequeños detalles que el espectador debe descubrir por sí mismo, brillantes en su ejecución. Se reconoce que la vida real no consiste en experimentar continuos momentos dramáticos. Miyazaki nunca se aprovecha de la grave situación de la madre para reflejar la amargura, la tristeza o la angustia de esa terrible circunstancia en la vida de las niñas. Sí, es una película de intención profundamente seria, pero la magistral pluma y escenografía de Miyazaki nos revela una historia deliciosamente construida, optimista y sólida en sus pretensiones, y exquisita en su diseño.
Baxter
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