Una gran película, a ratos divertida y en otras dramática. "Good bye Lenin" (2003) logra con una ambientación de época destacada y una visión del fuerte cambio que precedió y sucedió con la reunificación Alemana, dejando atrás más que un simple muro.

Si bien la separación mediante un muro era más que simbólica, Wolfgang Becker logra captar -con el detalle de quien ha vivido el proceso- el quehacer diario y el anecdotario cotidiano de quien ve de modo explícito el dilema del mundo por décadas y alzarse al ganador capitalista.

Dentro de los muchos aciertos de la película, está el agregar como plus una historia particular que refleje como ninguna otra el cambio de realidad de fines de los 80's y la llamada 'caída de la cortina de hierro'. Un acierto magnífico.

Acá no sólo se nos hace pensar y enterarnos del minucioso tramo histórico del que se habla, se nos hace reír y emocionarnos profundamente, con la fuerza de un dramón de aquellos. Un camino en el cual sin pretenderlo nos encariñamos con Alex (Daniel Brühl) y su aventura en la que su entrega incondicional desarma desde su niñez.

Los mitos en torno al cine alemán caen como el muro con esta cinta. Su humor, tosquedad y falta de ritmo quedan con nuevas definiciones con una película de este tipo. Puede no ser épica, pero reconocer su calidad en base a dejarse encantar no es debilidad, para eso vemos cine, para entretenernos culturalmente.

Dentro de lo más al debe, podría indicarse que una vez explicado el fin, la cuenta regresiva por el desenlace se hace un poco larga (2 hrs y fracción), pero es precisamente el camino recorrido el corazón de la cinta y eso se concede. Su comentado humor negro, en estos tiempos, no debiera ofender a nadie y en contrapartida, si deleitar a muchos.

Recomendación:
Excelente. Si logra engancharlo se bancará dos horas de buen cine europeo.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com