“El halcón maltés” ejemplifica a la perfección lo que se entiende por cine negro de la época. Lo único que echo en falta aquí es algo más de violencia (impensable en 1941) y la típica voz en off que el protagonista suele utilizar en el género.
Humphrey Bogart es Sam Spade, un astuto detective que me resulta un personaje un tanto frío y con el que empatizo muy poco, que se limita a investigar este embrollo. Con él, Bogart no tiene mucha ocasión de lucirse como actor, al menos no tanto como debería.
La trama es algo interesante, aunque se excede con el diálogo para mi gusto. Algunas partes importantes para el guion, no vemos cómo suceden, sino que nos tenemos que enterar por lo que nos cuentan los personajes. Y es que la película es muy teatral, con pocos escenarios y demasiado palique.
Hasta la mujer fatal de turno, que no puede faltar, a mi parecer es una inocente corderita, comparándola con otras que hemos podido ver a lo largo de la historia.
Pero es que es muy antigua, y también justo por eso no deja de tener el estilo y buen sabor del cine más clásico, con actores elegantes supliendo la ausencia casi total de artificios, acción y emoción.
En mi opinión, absolutamente subjetiva (valga la redundancia) vista la nota media que tiene el film, diría que fue muy buena película en su momento, pero que desgraciadamente vista una eternidad después me sabe a poco. También creo sinceramente que Bogart no brilla tanto como en otros trabajos suyos.
Solo la recomendaría para cinéfilos empedernidos que quieran ver cómo se hacía género negro a principios de los 40.