Una vez más, Martin Lawrence es un policía (o medio policía) que está más tiempo contando chistes con su estilo habitual, que pegando tiros y persiguiendo a criminales.
En esta ocasión su compañero no es un actor más serio que le ponga el contrapunto, sino que es el también cómico Steve Zahn. Por cierto, ¿qué fue de este actor? Poco le he visto en los últimos años.
La manera en la que se conocen los protagonistas, con ese malentendido, es quizás la escena más graciosa. Pero no es una comedia que me haga reír mucho. Tiene momentos divertidos pero no es demasiado desternillante. Eso sí, esta pareja tiene química y me caen simpáticos.
En cuanto a otro elemento habitual de estas “Buddy movies”, como es la acción, aquí no brilla demasiado. Es muy corriente y nada espectacular.
El argumento es flojillo y está lleno de clichés, pero tampoco se le puede exigir mucho a una comedia de andar por casa como esta.
Como curiosidad, entre los secundarios hay 2 actores que tuvieron mucho más éxito años antes, como son Eric Roberts y el calvo negro de “Depredador”.
En resumen, una película de colegas policial (o que intenta serlo, porque en realidad tampoco son policías por derecho) del montón. Un entretenimiento ligero y fácil de olvidar, nada más.