Trama política de por medio que se inicia de forma muy interesante y que se mantiene en pie hasta el final merced a su gran plantel de estrellas, ya que el guión se va cayendo según avanzan los minutos hasta despeñarse en un final demasiado obvio y simple. El director Allen Hughes (Desde el Infierno, El Libro de Eli) no resuelve con mano izquierda sus diferentes disyuntivas y se convierte en el eslabón más débil de esta producción que es sobria y certera, a pesar de todo.
En el lado interpretativo sobresalen Mark Wahlberg (Shooter) y Russell Crowe (Dos Buenos Tipos), sobre todo en sus cara a cara que son de un poder cinematográfico digno de ver. Junto a ellos dan buena réplica Catherine Zeta-Jones (Chicago) y un secundario recurrente como es Jeffrey Wright (Casino Royale). Gracias a ellos y a su bien recreada ambientación se sostiene una película entretenida pero que no es capaz de calar en la mente del que la observa por el motivo de que se queda a mitad de camino de lo que pudo y no fue capaz de hacer, merced a sus propios pecados argumentales y ausente del ritmo correcto que el director debería haber aportado para hacerla más dinámica.