Un intento de homenajear a Mel Brooks y su humor absurdo. Así parte la idea principal de Seth MacFarlane (Ted) a la hora de recrear este western cómico, una rara avis en el mundo del celuloide y más si se mira desde el punto de vista de ser una muestra de humor más cercana al absurdo que a la comicidad más genérica.
Pero para este encargo, MacFarlane no afina la puntería (igual que con sus habilidades en la película con un arma en la mano) y no logra alcanzar las cotas de su irreverente opera prima Ted. No es que haga gracia, pero algunos arranques cómicos del oso de peluche superan con facilidad los de este western. Abusa del chiste fácil y de muchos golpes de violencia gratuita para justificar la gracia y eso a veces la lastra mostrando un poco de repetitividad en chistes que devienen en diferentes terminaciones escatológicas.
En la parte interpretativa, mencionar que Charlize Theron (The Italian Job) no se ve desubicada en la comedia, Giovanni Ribisi (Gangster Squad) se mueve bien en papeles absurdos, Liam Neeson (La Guarida) no desentona, Neil Patrick Harris (Cómo Conocí a Vuestra Madre) mantiene el tipo... Pero es el propio Seth MacFarlane (The Orville) el que se ve un tanto artificial, como desdibujado o falto de confianza en su papel y no se muestra natural, mostrando poco saber hacer como actor. Un poco de esto le pasa también a Amanda Seyfried (¡Mamma Mia!), algo anquilosada en su papel.
Por lo general, es una decente comedia que dejará alguna risa, aunque su abuso por lo simple lastra gran parte de ese esfuerzo de producción en exteriores y paisajes. Quiere ser muy irreverente, pero al mismo tiempo peca de ser tan inocente como su protagonista. Eso sí, el cameo final es de una calidad excepcional, y el sketch que deja es inolvidable.