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Voto de Condosco Jones:
8
Comedia Harold Lloyd ayuda al abuelo de su novia en el enfrentamiento que éste tiene con una gran compañía de transportes de Nueva York, a causa de su viejo tranvía de mula. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2011
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que Harold Lloyd forme el "triunvirato" de grandes cómicos del cine mudo junto con los genios Charles Chaplin y Buster Keaton, siempre ha estado injustamente relegado al ostracismo. Salvo 'El hombre mosca' (1923), poca gente, incluso asiduos cinéfilos, conoce más obras protagonizadas por él. Sin tirarme el pisto, pero después de haber visto alrededor de más de 15 largometrajes de cada uno de estos tres virtuosos de la comedia muda, puedo decir que sus respectivos filmes guardan una estrecha línea de calidad suprema. Con esto, mis palabras no pretenden ser injustas con "cara de piedra" Keaton ni -en especial- Charles Chaplin, porque para mí este último está situado en lo más alto por sus comedias dramáticas, importante esta última palabra. Así que, y con esto voy acabado la presentación de Lloyd, a los tres les tengo mucho cariño y si me obligasen escoger a uno, pues no podría, sería como elegir entre papá o mamá.

El filme que nos atañe es 'Speedy', mi favorita de "El chico de las gafas", que así es como algunos se refieren a él cariñosamente, por delante de la mencionada anteriormente 'El hombre mosca' (1923), 'El tenorio tímido' (1924), '¡Ay, que me caigo!' (1930) o 'Cinemanía' (1932) -entre otras-. Peculiarmente, 'Speedy', de 1928, es su último largometraje mudo y el más divertido, trepidante, fugaz e ingenioso. Todo gracias a la no escatimación en gastos de la productora Paramount Pictures, que apostó por el proyecto justamente un año después de hacerlo por 'Alas' (1927), teniendo ésta el honor de ser el primer título en ganar el Oscar a la Mejor Película. Por último apuntar que la cinta que nos acontece está firmada por el neoyorquino Ted Wilde, especialista en el género de la comedia. Y precisamente en Nueva York es donde se rodó y trascurre nuestra alocada historia...

Años veinte, Nueva York. La ciudad crece a un ritmo vertiginoso. No hay ni un minuto que perder, es todo celeridad, y así nos avisan de ello los cómicos primeros intertítulos, que rezan tal que así: "Nueva York, donde todo el mundo tiene tanta prisa, que se toman el baño del sábado el viernes para hacer la limpieza del lunes al domingo". Tras esta -algo cochina- declaración de intenciones, se nos presenta una hermosa estampa con el puente de Brooklyn y el skyline de la ciudad para más adelante dejarnos con la baba cayendo al ver el corazón de Manhattan: Times Square en movimiento. La cuestión es que la ciudad evoluciona a un ritmo frenético y la tecnología absoleta ya es cosa del pasado. Pop Dillon, es el dueño del último tranvía de tracción animal que queda en la ciudad, por lo que los magnates del tranvía eléctrico harán todo lo posible por licenciarle, ya sea sobornando al viejo señor Dillon o... y aquí llega lo divertido de la película. Harold Lloyd, conocido como Speedy, novio de la nieta del viejo, intentará por todos los medios evitar tal negligencia o al menos rascar una buena tajada como indemnización.

(continúa sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Condosco Jones
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