Viajamos varias décadas al pasado de Panem, escenario post guerra, se celebran los 10 Juegos del Hambre, al joven Corolanius Snow, de la prestigiosa familia Snow caída en desgracia bajo la guerra, pero aún aparentando, con esperanzas en retornar a la grandeza, el joven Snow sin más que perder acepta ser el tutor del tributo femenino del distrito 12, con la peor candidata, una aparente chiflada cantante, quien podría darle la jugosa recompensa que le saque de la miseria. Con el decano en su contra y otros 23 compañeros a los que derrotar, Snow tratara de usar las peculiaridades de su candidata a su favor para ganar los juegos.

Esta es una breve introducción a este largo relato de dos horas y media, que, si les parece largo, échenle una hojeada al libro que también lo es. Buscando ser más fiel al libro, con un tono más serio, la quinta entrega de los juegos del hambre llega a las salas de cine, esta vez sin Katniss, sino con Lucy Gray y un joven Snow quien es el verdadero protagonista de esta historia.

Esta historia tiene 3 puntos en contra que aminorara la atención del público que no sea fan de esta franquicia.

Por momentos entretenida, por ratos aburrida, Baladas de Pájaros cantores y serpientes puede que sea la primera película de las distopías que te haga contar los minutos. Aquí vamos con el primer problema, el ritmo.

El segundo problema es la interpretación, no es que los actores hagan un mal trabajo, en este punto también lo digo por los personajes. No hay nadie carismático que uno vaya a recordar.

Y llegamos al tercer problema, el contenido. Si miramos la película en su contexto, unos Juegos del Hambre poco desarrollados, su presupuesto de 100 millones, la dirección y demás elementos técnicos, es una cinta correcta en ese sentido. Ahora como un gran blockbuster para ver en la mejor calidad, no lo amerita, sobre todo porque es más un drama de origen de personaje que precisamente no es el más atractivo.

Opinión de @OffTopicChannel (Youtube)