Errática película. Es una pena porque el material con el que contaba era bueno. Da fe de ello un argumento lúgubre y repleto de aristas, un reparto fantástico y que la producción corra a cargo de Frances McDormand, una actriz que no se mete en cualquier charco. De hecho, sólo ha ejercido tal función en tres ocasiones ("Olive Kitteridge", "Nomadland" y la que nos ocupa), y entre ellas suman más de cuarenta galardones. Pista: ninguno es por "Secretos de un crimen".

Su problema radica en una dirección mediocre y un estilo general que la hacen lucir cutre, ya que está realizada con una mezcla de desgana y pura ineptitud. No es suficientemente ligera como para quedarse en un simple ejercicio de suspense cinematográfico pero tampoco logra la densidad que demandaba semejante argumento y personajes. No se detiene ni profundiza en nada, intuyo que por miedo a aburrir, y aún así, aburre.

Las actrices, sus personajes y las relaciones que se establecen entre ellas son lo más destacable de la función. Relaciones, por cierto, tormentosas, lindantes con la patología y teniendo la maternidad como telón de fondo. Aquí hay tema para parar un tren. Elizabeth Banks hace con corrección de (otra más) policía torturada, aunque ella no es la más interesante, teniendo en cuenta a Dakota Fanning y Danielle Macdonald, tan jóvenes y tan fracturadas, luchando por el amor de una siniestra Diane Lane, que sale de su zona de confort, ella que es tan de ser la chica buena de la película, para subir el nivel de la película y, de paso, deleitar al personal.

Si "Secretos de un crimen" hubiese estado en otras manos, léase Jean-Marc Vallée o Paul Verhoeven, estaríamos hablando de otro asunto, porque la madera la tenía.